
En la actualidad, la moda
nos dirige a que leamos de nuevo El Quijote. Lo aplaudo y lo aconsejo, pero no
sabría ahora mismo en que prioridad situaría esta recomendación dado las urgencias que nos atañen. El paro, la corrupción, el terrorismo, el
independentismo catalán y otras prioridades que tenemos los españoles se
alternan en cada momento en el Top de los principales.
Es increíble que en la situación actual en que vivimos muy pocos se preocupen de sacar a la luz
nuestras vergüenzas que, a pesar de ser por todos conocidas no somos capaces de
dar un puñetazo en la mesa y hacer cumplir a todos con sus deberes, incluidos
al Rey, Defensor del Pueblo y Ejercito. No podemos aguantar ni un minuto más en
estas condiciones, llevamos así desde el 20 de diciembre con el peligro de que
a “río revuelto ganancia de pescadores”. Cuándo se darán cuenta nuestros políticos
que el pueblo es soberano y que ya hemos alcanzado el cargo de ciudadanos de
primera hace mucho tiempo. Ya han pasado muchos años que, desde ese referéndum del
6 de diciembre de 1978, aprobado por todos y llamado Constitución Española, refrendamos nuestra capacidad de respeto,
responsabilidad y decisión de mejorar nuestra nación. No estaría de más,
proponer que tanto en el congreso y colegios públicos y privados se leyese en
voz alta de forma diaria un artículo de la Constitución para comprobar el
camino que seguimos y las desviaciones de las cuales somos objeto. Es posible
que nos diéramos cuenta de los golpes de timón que deberíamos hacer antes de
que fuera demasiado tarde. Muchos tienen una Biblia encima de su mesita de
noche, yo además, tengo un pequeño libro de bolsillo de la Constitución que me regaló mi esposa, y
lo alterno con mi lectura de vez en cuando repasando algunos de sus artículos. Qué
conlleva ese tipo de prácticas que a priori parece una chuminada. Pues además
de recordar tus derechos, te recuerda tus obligaciones y las de tus dirigentes,
cosa que no viene nada mal. Os comento alguno de esos artículos tan
interesantes. Los derechos y obligaciones de los españoles se incluyen en el
artículo 10, de los ciudadanos desde el 30 al 38 y los de las cámaras del 66 al
80. Conviene retener en la memoria algo tan simple como el artículo 2, que dice
España es indisoluble. Que en el 3, el castellano es la lengua oficial
obligatoria, y que las demás serán también oficiales en las respectivas
comunidades. Que los estatutos podrán reconocer otras banderas, pero estas se
colocaran siempre junto a la Bandera Española. También conviene recordar el 6,
en el cual recuerda que los partidos políticos tienen que ser democráticos. El
8, en el cual recuerda a la Fuerzas Armadas la misión de garantizar la
soberanía e independencia de España, defender su integridad y ordenamiento
constitucional. En el artículo 35, deja muy claro que todos los españoles tienen
el deber de trabajar, pero también tienen derecho de tener trabajo. Es curioso,
pero fijaros que en el artículo 47, dice muy claro que todos los españoles
tienen derecho a una vivienda digna, de eso habría mucho que hablar, dados los
problemas habidos en cada comunidad. Y por fin debéis poner el ojo de halcón en
lo que viene a continuación y que deja de entredicho algunas de las definiciones.
El 56, dice que el Rey es el Jefe del Estado, símbolo de su unidad y
permanencia, arbitra y modera el funcionamiento regular de las instituciones.
Algo muy importante que llama siempre mi atención cuando repaso, es los deberes
de los diputados, siempre encuentro alguna relación con lo que está pasando y
que las instituciones no deberían permitir su incumplimiento diario. Dice el artículo
15, los Diputados debe de asistir a las sesiones del pleno y comisiones
(debería añadir “despiertos”). El 16, dice que están, obligados a adecuar su
conducta al reglamento y respetar el orden (eso deja mucho que desear). Siguiendo
con nuestros representantes, el 17, les dice que no pueden invocar o hacer uso
de su condición para el ejercicio de su actividad mercantil, industrial o
profesional (algunos han olvidado su juramento en muchas ocasiones). En el 18,
están obligados a declarar sus bienes patrimoniales, cosa que deberían hacer
cada día, pues en un año se les olvida sus operaciones. Curioso el 19, trata de
su incompatibilidad de trabajo, que algunos confunden con falta de
responsabilidad y compatibilidad con el esfuerzo. En fin, estamos en un mar
rizado que puede convertirse un una galerna, si no cumplimos cada uno con
nuestras obligaciones, en especial aquellos que por su responsabilidad política
deberían coger la sartén por el mango y poner en su sitio aquellos que han
demostrado su falta de interés por mejorar una España que ya empieza a ser
carne de cañón.
Saludos.
Miguel Sánchez del Río González-Anleo