En esta comunidad como la catalana, no sólo hay un excesivo número de boletaires particulares, que así llaman a los que recogen setas, sino que hay muchos más que sólo las recogen por obtener un beneficio económico arrasando con todo y que ponen en peligro su existencia.
Estos energúmenos del tres al cuarto, no solo acabarán con unas especies determinadas que, son las más consumidas, pues al esquilmar ciertas áreas de comunidades, se desplazan a otras como Soria y el Pirineo dónde son más más abundantes y más rentables.
En mi querida Asturias se personalmente que abundan, pero nunca iré solo a recogerlas pues ya he pasado por una mala experiencia que luego os contaré. Los expertos aconsejan ir con una cesta de mimbre donde se van depositando y acompañados de una navaja de pico de loro bien afilada. Lo de la cesta es para que al transportarlas por el bosque, vayan soltando sus esporas y caigan a la tierra para su repoblación. La navaja es importante para cortar solo la parte superior que es la seta y que quede enterrado la parte inferior llamado hongo.
Yo personalmente suelo recoger los Robellones (Níscalos) su nombre científico es Lactarios deliciosus, es una especie realmente deliciosa y existen varias recetas que los hacen deliciosos. Os pasaré varias que tengo en mi Blog. Otra especie muy abundante es el Fredolic (Negrilla), de extraordinario sabor y cuyo nombre científico es Tricholoma Terreum, muy apreciada en la cocina como complemento de guisos y carnes. Y por último os aconsejo los Boletus y la Llenega gris (Llanera), muy apreciadas combinadas en la cocina.
Como podéis observar os he marcado cuatro especies de la infinidad que existen, y tampoco hemos hablado del consumo de las alucinógenas y mortales, que dada su importancia y extensión se merece otro capítulo.
Lo que si tenéis tener en cuenta es la peligrosidad a la que os exponéis el comer setas sin conocer sus características y sus efectos.
Os cuento que a mí, me ocurrió un caso muy habitual y demasiado atrevido. El caso es que vino un amigo y me trajo una cesta llena en la que figuraban bastantes especies. Escogí las más apetecibles y elabore una hermosa tortilla que me comí yo solo. Al cabo de una hora empecé a notar unas sensaciones extrañas y me acosté despidiéndome de mis hijos con el presentimiento que ya nos los vería a la mañana siguiente. Cuando desperté, grité estoy vivo y fui llorando a ver a Daniel e Irene. Entre aquellas setas había alguna alucinógena que hizo su función y provocó en mí unas dudas muy desagradables.
Os aconsejo no probar ninguna sin que un experto las catalogue previamente.
Saludos
Miguel Sánchez del Río González-Anleo