viernes, 11 de noviembre de 2022

PON UN LIBRO EN LA MESITA

Hoy 11 de noviembre se celebra el día de las librerías, del librero y de los lectores. Buen día para recordar nuestras visitas habituales cada año escolar con el objetivo de recargar nuestros plumieres de madera de nuevas gomas Milán, lápices, plumas estilográficas y algún que otro objeto necesario para nuestra actividad estudiantil. Los libros de texto como la enciclopedia Álvarez, el Catón y libretas de caligrafía eran indispensables en nuestra cartera llamada Cabás.

Recuerdo que mi familia tenía la Imprenta la Atalaya en Avilés, la Imprenta Muela en Moreda y finalmente en la misma en Vegadeo. En ellas, también se encontraban todo tipo de artículos de papelería. 

Todo ha cambiado, desde la elaboración del libro, las librerías y los propios libreros. El libro pasó de su escritura en papiro a diferentes tipos de papel en función del paso de los años, igual que su encuadernación adecuada al tipo de lector. Hoy ya está perdiendo su valor sentimental de tacto, almacenaje, características de las tapas, gramaje y estilo del papel, para acabar en el económico libro de bolsillo, puesto que el avance tecnológico llamado libro electrónico, está superando en todas sus versiones al formato del viejo libro de siempre. Aun así, cada año salen al mercado más de 10.000 títulos, de los cuales un 30% son en formato electrónico.

Los amantes de los libros como yo, los prefiero en formato papel, en ellos aprecio su encuadernación, su calidad de papel, y lo único que ando con cuidado es el tamaño de la letra que puede influir en mi lectura.

En cuanto a las librerías han cambiado mucho. Desde el típico librero de antaño, conocedor de su oficio, de sus productos, formado en escritores y parlante empedernido, aconsejaba en cada momento lo ideal para su cliente, el cual en horas bajas practicaba también la encuadernación. Ahora, las librerías están diseñadas para afrontar ese negocio en conjunto con otro tipo de actividades que, las hacen quizás más atractivas pero con falta de esencia y profesionalidad del viejo librero.

Los libros de texto, hoy suplantados en muchas escuelas por el ordenador, provocan una falta de interés por el libro que acariciabas todas las noches previa planificación de los capítulos a leer, aunque muchos dado su interés se leían de una tirada. 

Entiendo que la cultura no deberá perderse por el uso masivo del ordenador, pero sí que puede influir en sustituir la búsqueda de la historia y lectura de alto valor tanto cultural como intelectual en un aparato que te inunda de noticias y redes sociales infinitas.

Saludos

Miguel Sánchez del Río González-Anleo