Apreciados amigos,
En particular a mis compañeros de la Universidad Laboral de Córdoba, os envío un fuerte abrazo y os dedico unas palabras que seguro estaréis de acuerdo conmigo.
Toda nuestra profesionalidad, valores y estudios adquiridos durante nuestra promoción, en mi caso con transversalidad de Tarragona y Gijón, hemos sido capaces de poner en práctica tanto en nuestra sociedad, familia y trabajo, todos aquellos conocimientos y ánimos inculcados con gran sabiduría por nuestros educadores que, dieron como resultado, seguir cada día acumulando nuevos retos acordes con la sociedad de aquellos tiempos, manteniéndonos firmes en nuestra educación sin decaimientos hasta nuestra jubilación.
Esa inercia constante de trabajo e interés por mejorar cada día, trajo como consecuencia una labor muy reconocida y recurrente. Hablar de nuestra generación siempre es un halago para todos los que, o sea nosotros, tuvimos que aceptar un internado temporal fuera de nuestras familias y en muchos casos también de nuestras comunidades de origen.
Cuando tenemos la ocasión de hablar entre nosotros, recordamos con alegría ese esfuerzo realizado que supo transmitir sin peros, con ganas y sin falta de campañas y megáfonos a nuestra sociedad y tejido industrial que allí estábamos nosotros para apoyar en el resurgir una España cohibida, pausada y con futuro incierto.
Hoy podemos presenciar la marcha de empresas de nuestro País buscando nuevos derroteros, pues tanto la sociedad actual como los gobiernos son incapaces de asumir cambios sociales, educativos y tecnológicos acordes con el paso del tiempo.
¿Cuál es el problema?. Hay varios que convergen, en cabeza figuran planes educativos erróneos, haberse cargado de un plumazo la formación profesional, e implantación de una Carta Magna en 1978, la cual no entendimos, no la explicaron, se puede interpretar de varias formas y tampoco la analizaron lo suficiente para su evolución a largo plazo.
¿Qué nos encontramos en estos momentos?. División de una sociedad carente de valores, cultura y armada hasta los dientes de rencor, envidia, prepotencia, ansias de poder, corrupción, malversación, mentiras y gritando mientras corren "Españolito el último".
Los de La Laboral, o sea nosotros, estudiamos con firmeza "La unión hace la fuerza", "El Trabajo en equipo aumenta la productividad" y otras frases que nos alentaron a entrar en la Unión Europea (CEE). Esa unión ha supuesto grandes beneficios y ayudas para España, aunque ahora nos estamos alejando por ideales contrarios e independentismos absurdos que nos traerán graves consecuencias.
Aplicar una Amnistía en exclusividad para unos ciudadanos españoles fuera de juicio es una "Babayada" como decía mi abuela. Los políticos no pueden generar leyes y llevar a cabo sin que la justicia las apruebe, y menos poner en tela de juicio sus decisiones.
La justicia es el fin, la ley es el medio. Desde luego puede haber conflicto entre ellas, pero siempre discutido y resolutivo. La sociedad actual exige un alto grado de eficiencia y agilidad en el sistema judicial, pero para ello precisa de medios y consensos adecuados a su necesidad. No debemos olvidar que una justicia eficaz, además de garantizar el respeto de los derechos fundamentales de todos, facilita con ello la paz social y la defensa de nuestra Constitución.
Otra pieza muy importante y decisiva que todos esperamos para defender nuestros derechos es "El Rey", pero sus ataduras cada vez más tensas como Jefe del Estado, nos demuestran una vez más que nuestra Constitución carece de líneas intermedias capaces de evitar sobrepasar nunca las líneas rojas. Cuando pueda volver a mi querida Asturias le regalare una navaja de Taramundi para que se libre de una vez por todas de esas maromas.
Una vez comentado parte de nuestros obstáculos, con una experiencia de casi cincuenta años que podemos hacer con toda esta gentuza muy parecida a reinos de Taifas intentando formar una España como porciones de queso, incluso independizarse para obtener la mejor tajada.
No podemos aceptar estos movimientos que sólo pretenden destruir una Nación cuyo futuro trabajando todos en la misma dirección y con los mismos objetivos, sería un ejemplo de progreso en este viejo continente llamado Europa, que en estos momentos precisa de naciones aportadoras de bienestar, carisma, esfuerzos comunes y unidos todos hacia un futuro inmediato cargado de convivencia común y mejoras comunes. Nos faltan Gobiernos enfocados hacia las mejoras del pueblo y una gran dosis de esperanza en un mundo revuelto y desalmado.
Saludos
Miguel Sánchez del Río González-Anleo