sábado, 6 de febrero de 2021

TARDE DE ORBAYU


Llueve detrás de los cristales, llueve y llueve como dice Joan Manuel Serrat en la canción " Balada de Otoño". Después de unos días primaverales, nos llega un sonido a tristeza y los colores del campo se vuelven de tono pastel con densas nieblas que nos ocultan la maravilla de la naturaleza que disponemos en nuestra querida Asturias. 

Ya no veo desde mi ventana la silueta del Pico Gorfoli, pero mis recuerdos me llevan hacia muchos años atrás, y más concreto al 1º de mayo en el que mis pensamientos dudaban en asistir al pico o al pantano en esa fiesta que, más que una reivindicación, era reunión de amigos, diversión, deporte y batallar hembras entre bollos preñaos y bailes armonizados por orquestas que amenizaban bailes agarraos y cumbias sabrosonas.

Ahora ya nos llegan ráfagas de aire de la cuaresma, sin antes celebrar el Antroxu, el cual éste año, y motivado por las restricciones de la pandemia, lo tendremos que festejar por el pasillos de nuestro hogar bajo los auriculares del smartphone, algún bollo preñao, tortilla y unas costillinas que nos pueden preparar nuestros amigos Santi y Nuria del Merlot.

El Antroxu cuando éramos pequeños, allá por los años 60, era muy diferente al que ahora nos tienen acostumbrados. Nos servía cualquier cosa, ropa vieja escondida en el desván, boinas y sombreros. Eso sí, era inevitable pintarse bigote y patillas con un simple corcho de sidra quemado. Sólo eso nos sobraba para disfrazarnos y dar la murga por las calles de Avilés.

Era una diversión sana, alegre y divertida que llegaba a su final con el entierro de la sardina. Una ceremonia que anunciaba el final del Antroxu, no sólo en Avilés, también se celebraba en diversos puntos de España, y consistía en un desfile que precedía un cortejo fúnebre y culminaba con la quema de una figura simbólica que representaba el fin de la abundancia, desenfreno y comer carne, para dar paso al recogimiento, reflexión espiritual y penitencia de la Semana Santa. 

Por aquella época, también se llevaba a rajatabla el concepto de la gula, que nada tiene que ver con la "gula del norte", ese plato que simula a la muy tradicional, exquisita y escasa angula. Pues la gula que es un pecado capital en la religión católica y que se manifiesta por comer y beber en abundancia, sin tener hambre, hay algunos que no la respetaban por sus ideas, y otros que se la saltaban realizando un pago a la iglesia.

Este año comienza la cuaresma el 17 de febrero, miércoles de ceniza, y para los que guardan la tradición de la gula, como mínimo respetan sus creencias y los viernes, ni se come carne ni se bebe en abundancia. Con unos garbanzos con bacalao y espinacas es suficiente. Llueve detrás de los cristales, llueve y llueve....

Saludos

Miguel Sánchez del Río González-Anleo