martes, 11 de mayo de 2021

VIDA

Hablando en términos científicos, la vida es el tiempo que va desde el nacimiento hasta la muerte de un ser vivo. Ese ciclo tan diferente para la mayoría de las personas nunca podrá ser definido, pues somos carne de cañón vista en todos los sentidos.

Al nacer tenemos un cerebro completamente vacío, igual que cuando compras un ordenador. Con el tiempo vas cargando ese disco con todos los archivos y ficheros que te van traspasando desde la niñez, juventud y mayoría de edad. Según van pasando los años, ya te encargas tú mismo de organizar esa base de datos que está llena de archivos procedentes de tus estudios y lecciones de la propia vida.

Los cuaternarios que somos los seres humanos, aparecidos en la tierra en ese periodo, tenemos siete tipos de vida que manejamos en paralelo, todas muy importantes y que mantienen nuestro equilibrio y armonía a una vida llevadera. Estos tipos son: Vida personal, profesional, familiar, sentimental, espiritual, intelectual y vida material. En todas ellas según van pasando los años, acumulas en tú memoria infinidad de imágenes, vocablos y experiencias que quedan grabadas de una forma aleatoria y depende de tus habilidades ir colocándolas ordenadamente para retener y poder buscar fácilmente aquellos archivos que te interesen en un momento dado.

Nuestro cuerpo es de tal forma tan perfecto, que dividido en una parte completamente mecánica o hardware trabaja químicamente a través de nuestra alimentación que recibe guiado siempre por ese motor incansable llamado cerebro y que desde sus entrañas nos manda todas las órdenes a nuestro cuerpo para que en condiciones normales cumpla con sus funciones establecidas.

Acosados con mucha frecuencia desde nuestro nacimiento por múltiples enemigos, transformados en virus, bacterias, malos hábitos, etc. Siempre estamos expuestos a peligros ocasionales o crónicos que nuestro organismo se defiende fabricando sus propias defensas, aunque por desgracia nunca son suficientes.

Cuando iniciamos el camino de la vida, nunca sabemos cuando será el final, ni tampoco estamos preparados para poder conocer el esfuerzo que debemos hacer y tampoco las piedras sobre las que vamos a tropezar.

La vida es así, parece un sueño en el que nunca vas a despertar, y de repente te encuentras que has recorrido gran parte del camino y un simple trino de un ruiseñor te despierta y te das cuenta que has llegado a tú destino.

Supongo que esa "alma" oculta en nuestro cuerpo, será capaz de hacernos ver en décimas de segundo, todo lo que hemos realizado en el camino. Lo bueno, lo malo y aquello que nos quedó en el tintero. Una vez hecha una valoración descansaremos en paz sin acosos y tropiezos.

Si nuestro virtual final es de esa forma, no queda otro remedio que vivir un presente con tal realismo que todas las iniciativas, deberes, compromisos y voluntades, intentar realizarlas cada día sin dejar nada para mañana. Si nos dejan.

Vivir es lo más bonito que nos puede pasar, a pesar de que tengamos que ir salvando tropiezos, inconvenientes y dificultades ajenas a nuestros intereses, para los cual debemos estar lo mejor preparados, tanto física   como mentalmente.

Ahora mismo es una pandemia, mañana será otra tragedia, pero eso no puede impedirnos luchar por una supervivencia que nos corresponde como seres humanos que somos. Independientemente de que camino iniciamos para disfrutar de unos recursos puestos a nuestra disposición llamados "Felicidad y Prosperidad". Todo lo demás hay que obviarlo con el objetivo de poder recorrer nuestro ciclo de vida de la mejor forma posible y disfrutar al máximo de este bien común que adquirimos al nacer.

Saludos

Miguel Sánchez del Río Gonzalez-Anleo