lunes, 20 de diciembre de 2021

RUTA AL PICO ESPERANZA

He llegado a estas fechas recorriendo un camino pedregoso, una mochila llena de preocupaciones, aunque he dejado un espacio para la esperanza y además utilizo un calzado ya gastado por la cantidad de kilómetros recorridos. 

La cima está todavía muy lejos de alcanzarla y en la mochila he ido añadiendo en cada tropiezo, múltiples recomendaciones llegadas inesperadamente y con muchas dudas de su eficacia cuyo peso aumenta a lo largo del recorrido.

Las instrucciones recibidas y plano de la ruta para lograr evitar este maldito virus, guerra con Ucrania y demás penalidades a las que nos tiene acostumbrados este Gobierno es en cada momento más complejo y variable según pasan los días.

La campaña de vacunación se inició tarde, y una vez cogido el ritmo ha sido un éxito a medias, pues las variables mutaciones obligan a nuestros expertos sanitarios a tomar acciones sin conocer los resultados finales. Hay personas que se quedan por el camino incluso con la vacuna puesta, otros se equivocan de camino y en los cruces no saben por dónde continuar. Hay comunidades que marcan sus propias rutas sin tener en cuenta una transversalidad, y por lo tanto es imposible obtener los mismos resultados todos juntos.

Está muy claro que al día de hoy no hay un medicamento que pueda curarnos y continuar caminando sin miedo al contagio. Las diferentes vacunas, llenan la mochila de mascarillas, caminar distanciados e ir en fila india evitando los grupos es lo más eficaz que podemos hacer para llegar a nuestro destino.

En Asturias (mi tierra), a pesar de las precauciones tomadas y nuestra orografía, no han impedido mejorar los resultados de esta incurable pandemia. Yo, personalmente que soy una persona amante de la naturaleza, de las sendas, picos y montañas he caído en tal depresión que me es imposible evitar el "Síndrome de la cabaña", y a pesar de trasladarme a otra comunidad por cuestiones personales, no puedo evitar mis ganas de volver a la tierrina que, a pesar de la situación en que se encuentra, espero que sea el verdadero camino para llegar a la meta. 

A pesar de ser precavido, de cambiar de comunidad y cumplir a rajatabla con todas las precauciones, he cogido ese maldito virus sin darme cuenta, pues es igual que la electricidad, no se ve pero te pega el calambrazo si no te das cuenta.

Dos semanas he pasado con una tos infernal, dejándome una garganta como la lija del tres. Ahora ya estoy recuperado y con la única secuela del cansancio, por ello he vaciado la mochila y he dejado solo la esperanza.

Espero poder hacer en unos días cima y seguir adelante, sin pausas, sin consejos baratos y grabando en mi cerebro lo que a mí personalmente me parece razonable, evitando oír o leer fakenews.

Si el camino me lo permite, seguiré adelante a pesar de haber cumplido unos años que ya son un poquitín de carga física difícil de recuperar aunque no afecte al cerebro que es lo más importante.  

Saludos

Miguel Sánchez del Río González-Anleo