Si escogemos aquellas en las cuales ha intervenido la política, una gran mayoría, nos damos cuenta que hemos perdido un tiempo muy valioso para dedicarlo a otras actividades más importantes. La política en una de sus definiciones nos dice "Es la actividad de los que gobiernan o aspiran a gobernar los asuntos que afectan a la sociedad o a un país". Esa aspiración a gobernar puede venir por vocación, la cual precisa de unos estudios determinados, ansiedad de poder, intentar arrastrar a los ciudadanos a una ideologías propias que no deberían interponerse en el gobierno de una nación.
La confección y aprobación de unas leyes justas y necesarias para una convivencia entre ciudadanos son confeccionadas por el Congreso de los Diputados y responsabilidad de la Justicia para que se cumplan una vez aprobadas. Hasta aquí todo perfecto, pero el resultado es negativo. La existencia ideológica de los partidos políticos está dañando nuestra sociedad. Tenemos un Jefe de Estado, atado de pies y manos, cuya función es igual que un jarrón Chino en un salón. Mientras, los que salen en unas votaciones que, en la mayoría de los casos ni los conocemos, no realizan ningún esfuerzo para alcanzar los objetivos de gobernar para y por los ciudadanos, limitándose a cumplir con unas ideas completamente obsoletas, inadecuadas y fuera de lugar. Algunas incluso en contrasentido de nuestra Unión Europea.
Estamos observando cada día, las barbaridades que comenten los miembros de cualquier partido político por alcanzar sin miramiento alguno las ansias de poder.
Yo soy de los que pienso que un equipo de personas elegidas por el pueblo, independientemente de sus ideologías, sería capaz de realizar importantes mejoras y un análisis profundo de los cambios de rumbo que tendrían que realizarse para llevar nuestra nación por otros derroteros y atracar en un buen puerto. Las opciones a ocupar un puesto en un Organigrama de Estado, debería ser alcanzado por una persona capaz, honrada y con los suficientes estudios y experiencia que debería demostrar en una selección. El tiempo de permanencia en el puesto debería de ser en función de los resultados obtenidos con oportunidad de subir de nivel. Fuera partidos políticos ideológicos, aquí precisamos equipos de trabajo que realcen la figura de ésta España pisoteada por energúmenos ansiosos de poder , postureo y conseguir de una forma rápida un estatus que no les corresponde.
Aquellos ciudadanos que rehúyen una bandera, un himno, y un pequeño libro llamado Constitución, son los que no tienen alma, valores y no saben leer en el buen sentido de la palabra. O sea unos incultos y empedernidos antisociales que deberían empezar de nuevo por el catón. La Cultura, la Fe y la Esperanza son tres palabras claves en un presente débil e incierto.
En el preámbulo de ese pequeño libro, dice muy claro algo que los españoles deberíamos aprender de memoria.
La Nación española, deseando establecer la justicia, la libertad y la seguridad y promover el bien de cuantos la integran, en uso de su soberanía, proclama su voluntad de: GARANTIZAR la convivencia democrática dentro de la Constitución y de las leyes conforme a un orden económico y social justo. CONSOLIDAR un Estado de Derecho que asegure el imperio de la ley como expresión de la voluntad popular. PROTEGER a todos los españoles y pueblos de España en el ejercicio de los derechos humanos, sus culturas y tradiciones, lenguas e instituciones. PROMOVER el progreso de la cultura y de la economía para asegurar a todos una digna calidad de vida. ESTABLECER una sociedad democrática avanzada, y COLABORAR en el fortalecimiento de unas relaciones pacíficas y de eficaz cooperación entre todos los pueblos de la Tierra. En consecuencia, las Cortes y el pueblo español ratifica la siguiente Constitución.
Saludos
Miguel Sánchez del Río González-Anleo