Corrían los años 60 y la sangre nos hervía por todo el cuerpo, Baldomero y su primo Luis, Kike, Luis Arturo, Julio, Tornillo, Tito, Carlos y toda una serie de amigos más que harían la lista interminable nos sentíamos felices y con ganas de vivir cada minuto de nuestra vida. Una vez tocaba jugar en la Divina Pastora, otra en Sabugo, otra en Rivero, otra en el Arbolón, y así sin darnos cuenta realizábamos un tour por todo Avilés dispuestos a nuevas aventuras y con ganas de comernos el Mundo. Pero aquel Mundo era muy diferente al actual, también había crisis pero la veíamos de otra forma completamente diferente. Recién cumplidos los diez años y con nuestros pantalones cortos solo pensabas en ir a pescar panchos a la ría, hacer carreras con las bicicletas y practicar los típicos juegos de temporada. Esperábamos con ansia los fines de semana, pero en especial el domingo para recibir la escasa paga que solo nos daba para pipas e ir al cine matinal. No había ordenadores, pero si un disco duro en nuestro cerebro cuya capacidad era interminable y sin bloqueos. No había teléfonos móviles, y buscador Google tampoco, pero tardabas breves instantes en localizar a todos debajo de un soportal o en la esquina de cualquier calleja para proponerles un nuevo proyecto. Soy un entusiasta de las nuevas tecnologías, pero no puedo olvidar el trato cariñoso, lingüístico y visual con mis amigos y amigas tan distinto al que empleamos hoy en día para comunicarnos. Hace mucho tiempo que no os veo chavales, pero llegan a mis oídos noticias de vuestros derroteros. Desde este blog intentaré haceros saber algo sobre mí y contaros infinidad de recuerdos, que ya va siendo hora de hacer un hueco en nuestras agetreadas agendas para recordar nuestra entrañable infancia.
Saludos
Miguel Sánchez del Río González-Anleo