martes, 17 de marzo de 2009

A LO HECHO PECHO

En estos momentos donde afloran las intenciones de manifiestos, huelgas generales, declaraciones reivindicativas en todos los medios de comunicación, y cabreo general por parte de todos los colectivos cuyo impacto del colapso financiero les está provocando graves daños, no solo en sus bolsillos, sino también en su salud personal que se ve resentida al tener que afrontar múltiples problemas lo cual no hubieran ocurrido si el margen de maniobra del que disponían no hubiera mermado en la proporciones que lo ha hecho en tan poco espacio de tiempo. Está muy claro que, como bien decía mi padre, a la bajamar todo aparece, y la triste realidad es que estamos pasando una enfermedad puntual llamada “crisis” cuyas secuelas pueden acarrear a mis queridos amigos autónomos y pequeños empresarios consecuencias que pueden derivar en escenarios de radicalismos políticos, violencias y otras acciones que no nos convienen para todos aquellos que hemos vivido y soñado con una España gloriosa, con gran potencial de ingenio, en la que la cultura, la familia y el saber hacer todavía figuran entre nuestros idealismos. Al bajar el nivel de las aguas florecen todas nuestras debilidades: baja productividad, falta de rigor, baja eficiencia, falta de responsabilidades, retraso en la aplicación de las nuevas tecnologías, falta de formación (en especial la profesional que sin ninguna duda es el futuro de nuestra red empresarial), y así una lista interminable de carencias que nos ponen en una difícil situación no solo en el mercado europeo, sino en aquellos donde todavía podíamos hincar el diente. ¿Qué podemos hacer durante el tiempo en que la actividad económica se ralentice?, los que más saben no nos dan muchas alternativas, pero los que hemos vivido situaciones parecidas decimos a plena voz que hay que parar, dar un paso atrás para recoger el mensaje de nuestros errores y volver a correr al máximo de posibilidades para alcanzar al primero. Tranquilizar vuestros gritos de guerra, y preparar vuestras naves para cuando arrecien los buenos vientos que nos llevaran a alcanzar nuestros objetivos. La solución no está en recibir limosnas de un gobierno que quiere mantener las esperanzas sin ofrecer un plan de acción para todos los que forman los recursos humanos de un país al borde del abismo. Las propuestas tienen que estar dirigidas al trabajo en equipo, y que cada uno de nosotros tenga su granito de arena que aportar en esta situación, y cuando digo granito no lo digo para tributar más o menos en nuestros impuestos, lo digo porque al igual que muchos autónomos dedican infinidad de horas (no computables) en mejorar sus negocios buscando una mejor rentabilidad, así deberían tomar todos el mismo ejemplo y ahora es el momentos de empujar todos del carro y no pensar en pajaritos preñaos. Ahora es fácil decir que no puedo dormir por los problemas que se me echan encima, y ¿Qué pasaba en la época de las vacas gordas?, ¿Todos los españoles dormíamos plácidamente?, pues no, había muchos que no dormían pensando en como mejorar sus procesos y de que forma se podrían introducir nuevas metodologías capaces de aumentar los rendimientos, la productividad, la eficacia, la seguridad y otros indicadores imprescindibles para mejorar su competitividad. Ánimo para los que como yo piensan en que el trabajo es más que un hobby, y busquemos todos juntos la vacuna de esta endémica enfermedad.

Saludos.

Miguel Sánchez del Río González-Anleo