domingo, 23 de noviembre de 2008

NOBODY'S PERFECT EXCEPT THE CAPTAIN

Quien le iba a decir a mi bisabuelo Panchico que uno de sus nietos llegaría a pilotar algún día, entre otros, mercantes como el Miguel Fleta y el Magdalena del Mar, alcanzando con plenitud de éxito la titulación de capitán de la marina mercante como el más joven de su promoción.

Navegó siempre como lo hacen los mejores marinos, acariciando la mar, buscando su encanto en cada viaje, y acabó enamorándose de ella con tal pasión que, salvo pausas producidas por emprendedores negocios, nunca pudo abandonarla de su pensamiento.

A pesar de los años, todavía sigue disfrutando de su embrujo, buscando cualquier oportunidad para volver a gobernar con maestría su marinero velero; y por qué no, intentando también arrebatarle de sus frías aguas algunas de sus preciadas especies como xardas, fanecas y algún que otro róbalo. 

Palabras como latitud, babor y estribor, emergieron fácilmente de su garganta para ordenar con firmeza y máxima perfección el rumbo hacia nuevos derroteros. Algo debe tener de cierto la frase inglesa “Nadie es perfecto, excepto el capitán“, pero en este caso, Oscar no solo buscó la perfección en el ámbito profesional, también lo intentó como amigo y como padre, y para ello enroló con muy buen criterio en su tripulación a la mejor oficial.

Mari Nieves aprendió rápido su cometido, y supo orientar la vela mayor con tal destreza que pocos marinos podrían haberlo hecho mejor, demostrando en cada momento su gran aptitud para gestionar todo aquello que estaba bajo su mando, y aplicó en cada uno de sus viajes con gran acierto el proverbio de los expertos marinos “A buen viento mucha vela pero poca tela”. 

Juntos navegaron por el mar de la vida dirigiendo su barco hacia buen puerto a pesar de las aleatorias tempestades y rompientes que siempre salen al paso. Yo siempre estaré en la boca del puerto esperando con los brazos abiertos para daros la bienvenida.

Saludos.

Miguel Sánchez del Río González-Anleo