La primera vuelta era para pedir protección para los animales, la segunda vuelta era para pedir una buena cosecha y la tercera era para pedir salud para las personas. Que curioso que nuestros animales irracionales sean participes de ritos para solicitar nuestra convivencia, cuando nosotros somos incapaces de preservar su supervivencia y los estamos eliminando simplemente por diversión, alimentación y compañía.
Ahora que ya no precisamos su fuerza para lograr el cultivo de nuestros campos sustituyéndolos por poderosas máquinas, nos deshacemos de ellos y pronto quedarán en el olvido, transformando sus calentinas cuadras por nuevos espacios más confortables en nuestras viviendas.
Es muy curioso que, a los animales domésticos o mascotas se les facilite todo tipo de necesidades, comida, cobijo, cariño, limpieza, salud, amistad y todo aquello que precisen para su convivencia con sus dueños. Ese apoyo que les damos nos lo pagan con creces con su compañía, lealtad, bondad y cariño hacia nosotros.
Los animales salvajes, a pesar de ser un objetivo del ser humano (animal racional) como diversión eliminarlos del planeta simplemente como trofeos deportivos, son parte integral de las áreas que habitan y ayudan a mantener el equilibrio ecológico, por lo cual su desaparición repentina produce alteraciones generalmente irrecuperables a los ecosistemas y al medio ambiente.
La caza y la pesca en España, una parte económica muy sustancial, provoca escasez de especies cada día más protegidas por miedo a su desaparición, cosa que debería tomarse mucho más en serio, pues las normativas y procedimientos no son suficientes para mantener un equilibrio de la fauna que nos garantice al menos la proporción adecuada entre animales racionales e irracionales.
Si nos referimos a la fiesta nacional, los toros, deberíamos equilibrar un poco los medios del gran duelo que supone la lucha de un animal racional a un irracional hasta la muerte. Los medios a utilizar deberían ser los mismos para cada los dos, es decir uno la espada y otro los cuernos y su bravura. Pero cometemos el error de interponer a favor del torero, su cuadrilla, sus banderillas y sobre todo el picador restan fuerzas al oponente. El resultado final no es coherente.
Bueno hoy es San Antón y debemos celebrarlo con un buen roscón y un buen chocolate que nos quite el frio de este invierno tan irregular que no sabes de un día para otro si debes ponerte una camisa de manga larga o manga corta. Ojala las épocas del año vuelvan a alinearse y desfilar a un mismo ritmo.
Saludos
Miguel Sánchez del Río González-Anleo
