No se trata de ver las cosas que ocurren cada día de forma pesimista, la realidad es inminente, se trata de una falta de sentido común y decadencia total en los valores humanos. Si hacemos una encuesta callejera, es posible que nos encontremos con la desagradable sorpresa de que muchos ciudadanos no sepan contestar con claridad, exactitud y precisión el significado de: sentido común y valores humanos.
Una respuesta sencilla, sería que el sentido común es la capacidad para valorar situaciones de la vida cotidiana, tomando decisiones acertadas. El sentido común es conocimiento, mesura, prudencia, habilidad para ponderar, para responder ante una eventualidad o para dar una explicación acerca de algo que ha sucedido. Es capacidad para razonar y es inteligencia de vida. A menudo lo utilizamos para relacionarlo con conocimientos extendidos en la sociedad que permiten reaccionar adecuadamente en cada ocasión.
El problema viene cuando no tenemos ni pizca de sentido común y transmitimos babayadas que, por supuesto, muchos ciudadanos carentes de este sentido se lo creen y van transmitiendo de boca en boca infinidad de simplezas capaces de corromper al resto de sus conciudadanos.
Si nos centramos en los valores humanos que cada día van disminuyendo por culpa de aquellos que carecen de sentido común, es lógico que se forme una falta de cultura e ignorancia capaz de envolver a la ciudadanía en simples cerebros manejados por hilos al igual que las marionetas. Sin darnos cuenta que los valores humanos son aquellos aspectos positivos que nos permiten convivir con otras personas de un modo justo con el fin de alcanzar un beneficio global como sociedad.
Existen cientos de valores morales que guían a los seres humanos y, a menudo, podemos comprender algunos de ellos como prolongaciones de otros, tales como la crítica constructiva de la empatía o de la sensibilidad, por ello, si bien resulta imposible establecer una lista jerárquica de todos ellos por su importancia, sí podemos hablar de aquellos valores humanos a los que otorgamos más importancia como sociedad.
Voy a recordar algunos que podemos almacenar en nuestra memoria, y que espero podamos recordar en algún momento de nuestra vida para hacer uso de ellos.
Bondad: la bondad es uno de los valores humanos más generales de nuestro ser, Puede traducirse en cientos de miles de acciones según cada contexto, pero siempre recoge el deseo de hacer el bien, tener buenas intenciones con el resto de personas, ser amable o ayudar en la medida de nuestras posibilidades.
Sinceridad: como virtud, se traduce en vivir y relacionarse sin intenciones ocultas a a través de nuestros actos o palabras. Ser sincero con uno mismo nos lleva a ser sinceros con los demás.
Empatía: la empatía está muy relacionada con la sinceridad. Quien busca la bondad, la felicidad o la sinceridad con uno mismo, entiende que cualquier ser humano vie en búsqueda constante de los mismo. Por eso, la empatía nos ayuda a ponernos en la situación de nuestros semejantes , nos ayuda a entenderlos, y ayudarlos cuando es necesario. Una buena forma de trabajar la empatía y la educación en valores es a través de nuestros propios hijos que serán los encargados de transmitirlos por un mundo mejor.
Amor: Al igual que otros valores relacionados como la alegría u el optimismo, el amor es, muy probablemente, uno de los sentimientos más fuertes de un ser humano:¡por nuestros seres queridos!, ¡amor por lo que hacemos! Como valor humano, el amor es el motor que inicia el dar y el recibir, el convivir, el compartir, el respetar o el confiar.
Paciencia: la paciencia nos enseña a luchar por aquello que deseamos, a tolerar una incomodidad o una preocupación y a comprender que hay días buenos y días malos, pero pocos problemas sin solución.
Gratitud: sabemos que la gratitud es, casi siempre, la mayor recompensa para el que da y el gran gesto del que recibe. Es tan simple y tan compleja en sí misma como agradecer a las personas que nos han ayudado o apoyado.
Perdón: a diferencia de la gratitud, el perdón no solo nos empodera como personas, sino que nos permite mostrar el camino correcto a aquel individuo que ha obrado mal con nosotros y quizá con terceros; con el perdón desistimos del castigo o la venganza frente a una persona que se comportó injustamente con nosotros.