Recuerdo cuando estaba en la Universidad que, en la clase de tecnología, estudiamos con mucho esmero el significado de la capacidad de resiliencia en los metales, en especial la aleación del acero. En aquella época éramos puros técnicos sin ansias de filosofía y psicología; es por ello que, nuestra definición de resiliencia era la capacidad que tenía un material de resistir y recuperarse ante desastres y perturbaciones.
Hoy, el enfoque que le damos a esta propiedad es completamente diferente y lo aplicamos a nuestra forma de vida, para la cual debemos tener adiestrado nuestro cerebro para culminar con éxito cualquier variación que impacte en nuestro vulnerable cuerpo.
La resiliencia hoy en día la podemos definir como la capacidad de sobreponerse a momentos críticos y adaptarse luego de experimentar alguna situación inusual e inesperada. También indica volver a la normalidad.
Resiliencia es un término que deriva del verbo en latín resilio, resilire, que significa "saltar hacia atrás, rebotar".
La resiliencia es una aptitud que adoptan algunos individuos que se caracterizan por su postura ante la superación de una adversidad y de mucho estrés, con el fin de pensar en un mejor futuro.
Dada la situación actual como se encuentra la sociedad, recuerdos de años atrás imposibles de resolver por falta empatía y asertividad de personas que no poseen esta característica, nos vemos obligados hacer frente a nuestros propios problemas, superar los obstáculos y no ceder a la presión, independientemente de la situación.
A veces las personas no saben que poseen esta habilidad. La descubren únicamente cuando se encuentran en medio de una situación difícil, y que logran superar gracias a su ímpetu de lucha y de seguir adelante.
Ahora bien, se denomina resiliente a aquella persona que, en medio de una situación particular, es asertiva. Se convierten en una virtud, sufrimientos como, por ejemplo, la incomprensión, la pérdida de unos valores cuyo efecto es infinito, las discrepancias y amistad de un ser querido por falta de entendimiento, la incomprensión en las artimañas que ejercen hoy en día gobiernos que sólo buscan el resultado de acciones encaminadas a lograr beneficios que garanticen sus ambiciones de poder.
Algunos sinónimos que se pueden emplear para indicar la palabra resiliencia son fortaleza, invulnerabilidad y resistencia. Por supuesto también tiene un antónimo llamado Anomía y el cual dice que es un concepto que se refiere, de una manera general, a la ausencia de ley, normas o convenciones. La palabra, como tal, proviene del griego ἀνομία (anomía).
La psicología estudia esta característica de la personalidad desde hace más de 30 años. Todos la tenemos en mayor o menor grado. Es lo que nos hace no rendirnos cuando las cosas están difíciles, lo que nos mantiene luchando por los objetivos que nos hayamos marcado. Se ve con mayor nitidez en las grandes tragedias, cuando ocurren desastres naturales, guerras, atentados o cualquier otra situación límite.
En un mundo tan cambiante como el de hoy, ser resiliente nos ayuda a enfrentarnos a los problemas de la vida, a las situaciones adversas que nos podemos ir encontrando, lo cual nos hace estar a veces más sonrientes y otras más serios y preocupados. Hoy la sonrisa es incapaz de reflejar en mi rostro hasta que no corran vientos favorables que nos lleven a otros derroteros.