
En Avilés, a los niños y niñas todavía les es rentable el cambio de una rama de olivo o palma bendita por un suculento bollo de mantecado que reciben de sus padrinos, eso sí, te sientes como obligado a participar en toda una larga serie de actos capaces de rendir al más paciente.
Así todo, merece la pena aunque tus deseos de descanso en esos días festivos tras la resaca del Carnaval se conviertan en múltiples horas de espera para ver pasar las procesiones del Encuentro, la Dolorosa, San Pedro y el Santo Entierro y en especial los Sanjuaninos.
Pero no todo lo podemos enmarcar en el ámbito del recogimiento, pues también reverenciamos con mucho gusto las jornadas del pescado y el marisco, como los fritos de pixin y bacalao en la estación de Villalegre, los exquisitos oricios de Oviñana (de momento nos conformaremos con los gallegos, pues los nuestros está en periodo de veda), y como no, remojaremos nuestros gaznüelos con la primera sidra del año.
Aunque la espera de los cofrades y pasos marcados por los ritmos de trompetas y tambores son lentos, dan paso casi instantáneo a la fiesta popular que tanto alegra a niños, mayores y visitantes que esperan con gran anhelo su consecución si el tiempo lo permite.
Si estuviera en mis manos el poder hacer algunas reformas en el programa de las fiestas 2022, la primera sería poder reservar al menos tres enormes mesas en la tradicional comida en la calle. Mis reservas no serían para políticos charlatanes y banqueros ambiciosos, pues en una de ellas sentaría a personas que todavía guardan recuerdos en mi memoria como: Castor (el pintor), Consuelo (la avellanera), Manolín (el del burro), Mino (el de la lejía), Don Luis (mi médico), Pica (el barbero), Ernesto Baldajos, Blas (el lechero), Luisa (la de los periódicos), Hermelinda (la del quiosco), Justo Ureña, Don Manuel y LLames (mis profesores), Don Elías (el cura), y otros muchos que han configurado con su granito de arena el mosaico exclusivo de nuestra Villa.
En la otra sentaría a todos mis amigos que lo compartieron todo conmigo en infinidad de ocasiones y hace un montón de años que no nos juntamos: Baldomero, Kike, Willy y su hermano Paco (martillo), Telesforo, Juan Casanova, Tito, Tony, Cirilo. Faltan muchos más por colocar, pero seguro que los tendría muy cerca con sus familias.
En la mesa principal colocaría a toda mi familia, la cual no describo pues tienen el asiento reservado dentro de mi alma todos los días del año. Para poder organizar todas estos cambios en la organización de las fiestas que a mí me gustaría, contaría con mi hermana Mimí como Presidenta de la Comisión de Festejos, cosa que llevaría a cabo de maravilla con el mínimo esfuerzo.
La segunda modificación es que, el pregón estaría en manos de Antonio Novo, que con su personal verborrea y cosmopolita lenguaje, nos haría pasar unos momentos muy agradables ensalzando al pueblo y fiestas de Avilés con todo su esplendor.
Si por casualidad en el discurso aparece alguna palabra o frase cuyo significado obligase de alguna traductora, estaríamos arropados por mi prima Laura “La mensajera del pueblo” que explicaría rápidamente a los presentes el sentido de lo enunciado en la lengua popular.
La tercera y última mejora que haría, sería pedir a lo grandes maestros diseñadores de las carrozas que, manteniendo la idiosincrasia propia asturiana, invitasen a cada una de las comunidades autónomas en representación de una España plural, a presentar sus carrozas en la que destacaran alusiones como “La crisis ha finalizado”, “El paro ya no existe”, “No hay violencia de género”, “Los jóvenes han sustituido el alcohol por Central Lechera Asturiana”, “En la ría se han capturado mil kilos de lubina”, “En la guerra de Ucrania los misiles disparan flores de colores”, y así hasta diecisiete. Tranquilos es todo virtual, ¿Pero verdad que sería maravilloso poder realizar todas estas mejoras?.
Me gustaría también que el espíritu de Don Ángel Garralda estuviera presente en todos y cada uno de los Pasos de todas las Cofradías.
Saludos
Miguel Sánchez del Río González-Anleo