martes, 15 de febrero de 2022

RUTA PEATONAL RUIZ GÓMEZ-VERSALLES

Para comenzar la ruta que os prometí, estoy situado en el Parche y desde allí me dirijo a la calle Ruiz Gómez o la calle la Cárcel como la conocemos todos.

Doy el primer paso y me vienen a mis recuerdos los sonidos que emitía el tranvía que bajaba de Rivero con su campanilla anunciando su llegada a la parada del Ayuntamiento. Poco después me encontraba con Precios Únicos que todavía en los cristales de sus escaparates conservan las huellas de mi frente admirando la variedad de objetos que llamaban mi atención. Algunos llegarían a mi, bien por Reyes o por mi cumpleaños.

Mi retina se dirige hacia la derecha donde estaba el bar Venancio con el cual tenía buena amistad con su hijo y de paso saludaba a la familia Yemo, grandes amigos de mis abuelos.

Sigo bajando por el lado izquierdo y me encuentro con el local cerrado "La Eritaña" de mi buen amigo Adolfo en cuya terraza de arriba y acompañado de unos cuantos cubas libres de ron negro en vasos de sidra, saciábamos nuestra sed mi primo Pucho y los hermanos Harrys. Por cierto, Adolfo era primo de José Ramón (Pirri) que trabajó muchos años conmigo en Cristalería Española de L'Arboç.

Me paro de repente, y mi vista se va directa a la bocana de entrada al parking. Que desastre de arquitectura urbanística. Desde luego su autor se lució en su proyecto, nunca he visto cosa tan fea.

Cierro los ojos y a mi derecha recuerdo Establecimientos Velasco, donde los avilesinos nos abastecíamos de todo tipo de electrodomésticos, sobre todo los primeros televisores.

Aún recuerdo en la misma acera el bar casa Saleroso, punto de reunión de los aficionados a los gallos de pelea, los cuales mantenían múltiples duelos entre pinta y pinta de buen vino. Recuerdo a Lauro Menéndez, Falo el Ranita entre ellos, los cuales planificaban sus retos en el coso que existía en Casa Alvarín a mano izquierda del comedor, hoy ya desaparecido y ocupado por mesas.

Allí asistía con mi padre el día de San Agustín y recuerdo de tener que poner un  periódico de babero para evitar que te salpicase la sangre de los pobres gallos en su pelea. Yo no soy partidario de ese tipo de combates entre animales preparados para esas peleas, pero en aquella época era una tradición.  

A la izquierda podemos observar un edificio de piedra construido a mediados del siglo XIX que entre otras actividades fue cárcel del Partido Judicial, viviendas , Parque de bomberos, Casa de la Cultura y por último Información y Turismo que lo representa muy dignamente.

Giramos a la derecha y ya entramos en la calle Llano Ponte. Aquí a pesar de las inundaciones que presenciamos cada año cuando las mareas altas coinciden con días de lluvia intensa recuerdo el Rincón de Antonio, mesón en el cual degustábamos deliciosos manjares y obtuvo mucha popularidad en la Villa. También ocurría lo mismo con Casa Cabrera y La Estaca, así como otros similares que atraían a jóvenes y multitud de familias. También recuerdo la Plaza del Pescado, la cual ahora tiene otra actividad, menos mal que la conservamos.

Son inolvidables también el cuartel de la Guardia Civil, el Ambulatorio (Donde trabajaba mi madre), cuyo Director Fanjul, antiguo médico sin fronteras nacido en la cuenca minera llegó a ocupar el puesto de Director del Hospital San Agustín y médico de Cristalería  por los años 76.

Sigo caminando y recuerdo el almacén de Mino el de la lejía que nos dejaba subir en su carro de reparto, el taller de Arturo Lavilla que fabricaba carrocetas Barreiros y el famoso matadero. Por allí vivían los grandes deportistas de la familia "Ferrador". También existía una gasolinera.

Ya en la subida te encontrabas con almacenes Vigil y posteriormente el Arbolón, árbol centenario que me trae muchos recuerdos de mi niñez. 

Giro la cabeza a la izquierda y me fijo en una placa que conmemora la memoria histórica de un campo de concentración habido en La Vidriera cuando la guerra española. Me da nauseas que se recuerden esos momentos tan trágicos producidos entre hermanos y ciudadanos por culpa de unos políticos sin escrúpulos, cuando deberíamos estar pidiendo a gritos que nunca más se vuelvan a repetir. Pero lo cierto y que debe ser recordado es que allí estaba ubicada una fábrica de botellas cuyo nombre era La Industria y Laviada  desde 1840, y que facilitó trabajo a mujeres y hombres de Avilés durante muchos años entre ellos mis padres.

Arropado por el gran Arbolón, había un Fielato que se utilizaba para cobrar las tasas e impuestos a los aldeanos que venían a vender a la Villa. Al lado, teníamos un quiosco, punto de reunión de los amigos de Avenida Gijón y calle Oviedo. Entre las dos calles había una casa muy hermosa propiedad del Difuntín, donde por Navidad nos invitaban a visitar el gran Belén que exponían el cual incluso tenia en su superficie un tren eléctrico.

Todos los guajes de aquella zona como: Jalisco, Valiente, Kike, Baldomero, Luis Arturo, Guillermo el de correos, Oscar, Feliciano, Cándido. Angelín y muchos más nos juntábamos para intentar invadir las propiedades por las obras de Gobasa en donde construirían el futuro barrio de Versalles. En aquellos tiempos nos veíamos perjudicados por la presencia del guarda llamado "Pocarropa" que nos perseguía con su bastón y evitaba las luchas que manteníamos con los de Francisco Franco.

Por aquellos años ya mostraban sus grandes cualidades para el ciclismo: Delio Rodríguez, El Pana, Gerardo Díaz y alguno más que se juntaban en el Bar Avenida (Peña Bahamontes) para sus preparativos antes de las carreras.

Pocos años después nos fuimos a vivir a ese barrio moderno de Versalles, el cual atraía a trabajadores de Ensidesa, vecinos del casco antiguo y ciudadanos oriundos de varias comunidades por su trabajo. Momento clave donde se formo una fusión vecinal con entendimientos mutuos y ganas por mejorar las condiciones de una pequeña Villa.

Pronto se formaron grupos de amigos y amigas como Cirilo, Jose (El Maestro), Maika, Celina, Berta, Martita, Mercedes, y como no Emilia la melonera.

Fueron años muy bonitos en que destacaban: la amistad, compañerismo, las romerías, juegos de playa y por supuesto los guateques.

Hoy si miras atrás, ves que casi todo ha desaparecido. Llano Ponte es una calle triste, aburrida, con enormes candados cerrando establecimientos y edificios en abandono total.

Versalles se ha convertido en un barrio obrero con calidad, en otro que destaca la llegada de una inmigración ajena a nuestras costumbres e idiosincrasia de una Villa que nunca debe luchar por convertirse en una gran Ciudad.

Saludos

Miguel Sánchez del Río González-Anleo