miércoles, 4 de enero de 2023

YA ESTÁN AQUÍ

Se acerca el día de Reyes, tradición cristiana narrada por el evangelista San Mateo capitulo 2, versículo del 1 al 12, y dice que cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes, vinieron del oriente a Jerusalén unos magos, diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido?. Porque su estrella hemos visto en el oriente y venimos adorarle. 

Según la Biblia sólo hay una referencia a estos magos, y no dice nada de "reyes". De hecho ni siquiera que sean tres, ni mucho menos de sus nombres y sus razas. A pesar de toda esta galimatías, el caso es que en España está mucho más arraigada que San Nicolás y Papa Nöel, aunque debido a la globalización, se celebra todo, pues tanto los niños como los mayores les gusta recibir obsequios, y los más pequeños mantienen sus creencias de que les traerán todo aquello que solicitaron en sus infantiles cartas.

Los mayores también escribimos nuestras cartas, la única diferencia es que mayoritariamente son deseos de mejora que incluye la Salud, Amor, Felicidad, Paz y que el mundo se tranquilice. Además siempre nos dejan unos calcetines, colonia y alguna que otra corbata.

Por ello, al atardecer del 5 de enero se implantó la primera cabalgata de Reyes en Alcoy (Alicante) en 1886. A partir de aquí, todas las ciudades mantienen la tradición y les invita a los pequeños, mostrar sonrisas e ilusiones y alguna que otra lagrima incapaces de olvidar a lo largo de nuestra vida.

Esa pizca de inocencia proveniente de la matanza que el rey Herodes mandó realizar a los niños con menos de dos años con el objetivo de eliminar a Jesús, se transmite en la historia y será difícil de eliminar por muchas intrusiones de flujos migratorios que intenten ocupar nuestra España despoblada. 

Descartar esa apreciada ilusión, a veces provocada por una publicidad engañosa y en otras ocasiones por medios de comunicación ajenos a los derechos de la infancia, provocan decepciones que alteraran sus sentimientos. La felicidad y la esperanza que viven durante estas fechas al paso de la cabalgata, y durante la escritura dudosa a veces y temblorosa al transmitir en sus cartas los regalos que requieren, no tiene precio. Sólo tienes que mirar sus caras, asumiendo ese frío que siempre acompaña ese atardecer, para apreciar en sus miradas el asombro, la felicidad y en algún caso el reflejo de alguna lágrima deslizándose por sus mejillas. 

Ojalá sentimientos como esta noche de Reyes permaneciese eterna, y fuera un momento inolvidable toda nuestra vida.

Soy incapaz de asumir que, este tipo de tradiciones al igual que los Belenes, puedan ir cayendo en el saco de la destrucción por personas cuya alma no existe e intentan eliminar todo aquello que afecta a nuestra felicidad, sobre todo a la de los "locos bajitos" como los llama Joan Manuel Serrat en una de sus canciones.

Feliz Noche de Reyes, con o sin roscón.

Miguel Sánchez del Río González-Anleo