viernes, 15 de mayo de 2009

FIGURA INOLVIDABLE


Ahí está, erguido como un palo de avellano, postura valiente, y con cara desafiante, mostrándonos orgulloso su justiciera arma que, gracias a ella, tantos conflictos y numerosas conquistas resolvería ese gran marino que fue Pedro Menéndez de Avilés; no sin antes encomendarse a Dios como juez y a su apreciado Rey Felipe II como sus principales aliados. Estático día y noche, observador y sin miedo a las inclemencias del tiempo, espera pacientemente la llegada de cualquier ciudadano para ofrecerle un amistoso saludo de bienvenida con la esperanza de poder entablar unos minutos de conversación y recordar innumerables hazañas llevadas a cabo en nombre de la Corona de España y de su villa natal que fueron sin ninguna duda el principio de la apertura de una época dorada muy beneficiosa para nuestra nación. Pedro Menéndez recibió sus primeras lecciones de marinería en el muy noble barrio de Sabugo, mostrando grandes cualidades que le llevaron a emprender numerosas empresas en tiempos difíciles, donde la tenacidad, el coraje, el rigor y la mano dura eran características imprescindibles para alcanzar los objetivos. Aunque conocido por todos, creo que ha llegado el momento de recordar con más intensidad y frecuencia, a todos aquellos avilesinos que como él, pasaron a los anclares de la historia como personajes de gran valía y cuyas experiencias seguro que han influido en nuestras propias vidas sin habernos dado cuenta. Recuerdo que, Laureano Menéndez mi tío, repetía en algunos de sus ripios con cierta ironía y sintiéndose orgulloso, que él descendía directamente de la bragueta de Pedro Menéndez, cosa que pudo haber ocurrido si pudiéramos estudiar su árbol genealógico. Lo cierto es que nunca tuve la curiosidad y oportunidad de haberlo contrastado y comentado con Lauro, su padre “Abuelo gallo”, como lo llamaba de pequeña mi querida prima Pilar, pues hubiera sido un orgullo para toda la familia. Ya sabéis ciudadanos de a pie y visitantes, cada vez que paséis por el parque de Avilés dirigir vuestra mirada y saludar respetuosamente a quien fue capitán general de la flota de Indias en su galeón San Miguel, y se batió a capa y espada por el bien de nuestra villa y de la Corona, defendiendo nuestra Patria de piratas y corsarios, dejando nuestro pabellón en lo más alto de la historia de grandes conquistadores, y fue nombrado por su Majestad adelantado y conquistador de la Florida. A pesar de ello, y supongo porque nadie es profeta en su tierra, negras leyendas lo identificaron con operaciones de malversación de fondos de la Casa de Concentración, cuyo resultado final no sería otro que desmentir tales acusaciones y ensalzar todavía más sus increíbles hazañas. El paso obligado desde el parque hasta la ría, nos honra con su presencia, y nos permite observar la figura de un hombre que se merece algo más que unos buenos días. Yo tengo por costumbre siempre que por allí paso, detenerme unos instantes y saludarlo, pues todavía retumba el eco de los cañones que acompañados de un “Por Avilés y por España” llevaron nuestra cultura a la ciudad hermana de San Agustín.

Saludos.

Miguel Sánchez del Río González-Anleo

domingo, 10 de mayo de 2009

PROTEGER SIN AMENAZAS

Parece imposible, pero algún iluminado se ha permitido el lujo de encargar un voluminoso estudio ecológico obtenido de la extrapolación y aplicación de complicados algoritmos para intentar averiguar lo que, según los analistas, podría ocurrirle al Medio Ambiente del Principado de Asturias a finales del siglo XXI

A quien se le ocurre tal descaminada inquietud en vez de invertir de forma preventiva, con todos los medios posibles, lo que sin ninguna duda es por todos conocido sin falta de malgastar nuestros ridículos recursos económicos en temas de medio ambiente, permitiendo emigrar progresivamente la escasa industria transformadora, poco contaminante y con mayor ocupación de mano de obra.

¿Es qué seguir manteniendo industrias químicas, y destiladoras de materias primas  ubicadas en Avilés favorecen nuestra enferma economía, o quizás algún ecologista de Oviedo quiere evitar los viajes continuos a León o Benidorm para secar sus húmedos huesos y en un futuro hacerlo en el Balneario de las Caldas?.

Asturias se merece algo mucho más serio, más importante y reivindicativo cuyo punto de mira está más allá de videntes informes cuyos resultados no favorecen la concienciación de las personas de nuestra tierra.

Reflexionemos sin esperar ni un segundo cuales son las fundamentales acciones más sostenibles y hagámoslas realidad de una vez por todas, sin perder el tiempo y el dinero en babayadas que confunden a nuestra propia idiosincrasia.

Adelantarnos a un futuro incierto aplicando acciones coherentes y acertadas con nuestras necesidades nos garantizará nuestra continuidad y evitará volver a repetir errores que todavía estamos pagando. Nuestra climatología no es un problema actual para el turismo, solo tenemos que ser más hábiles y saber venderlo como lo hace Galicia, y si fuera necesario implantaremos el Año Santo Carbayón o enlazaremos el Ave con la ruta de la Plata.

Las comunicaciones están adaptándose a nuevos requerimientos, tenemos buenos recursos naturales y humanos, somos una comunidad atractiva, pero sigue faltándonos industria transformadora sostenible capaz de asumir nuestras carencias de paro. 

Nos falta mucho que mejorar, pero no lo vamos a solucionar con pesimistas informes que, por cuatro grados de más, quieren transformarnos en un verdadero desierto y arrebatarnos de un plumazo el placer de degustar un exquisito centollo, poder saciar nuestra sed con unos culinos de sidra y dormir una buena siesta en un verde prau.

Que me perdonen nuestros colindantes vecinos y amigos de Castilla y León, pero no quisiera llegar a tener su inhóspito paisaje, ni que la temperatura del agua de la playa de Salinas tuviera veinte grados centígrados. Yo quiero mi Asturias “Tal como ye”, verde, con orbayu, con vaques, algas y calamares. 

Y si para ello es necesario trabajar sin descanso, alternando un poco menos, hagámoslo, no seamos tan cazurros y pongámonos en marcha que de León solo nos separa el puertu Payares.

Saludos.

Miguel Sánchez del Río González-Anleo

sábado, 9 de mayo de 2009

HABLAR POR HABLAR NO

Siento francamente pena por no haber podido intimar personalmente con mi abuelo paterno “El bon Manolo Tirola”, llamado así en los círculos de una sociedad avilesina que por aquella época no conocía todavía lo que sería el gran cambio y transformación de la Villa.

Su personal e incondicional dedicación a los demás lo hacían verdaderamente entrañable en su querida calle Rivero. También ronronea por mis adentros no conocer el origen exacto del apodo de nuestra familia, pues realmente la palabra “Tirola” no tiene un significado específico y solo puede provenir de algún derivado relativo a posibles anécdotas que no son muy comunes en el lenguaje popular de nuestra Villa. 

Lo que no tengo la menor duda es sobre su semblante y caracteres que lo definen claramente en sus escasas fotografías como una persona que, a pesar de ser poco habladora, era altamente comunicativa. 

Si por algún casual hubiera podido sentarme en su regazo y abrazarlo fuertemente, seguro que le hubiera preguntado ingenuamente que me narrase algunas anécdotas sobre las primeras lecciones para afrontar la vida, pues es evidente que, a pesar de que él la abandonó en edad muy temprana, comentaban que mostraba una gran experiencia, y se sentiría completamente satisfecho de hablarme y explicarme con todo detalle las diferentes fases por las cuales debes atravesar tal complicado proyecto.

Ahora nadie quiere escuchar a los viejos de la familia, ni tampoco consultar dudas, experiencias o consejos. Los jóvenes prefieren conectar con Internet y preguntar al buscador todo aquello que desconocen. 

Los consejos, vengan de quien vengan, se reciben a través de ficheros Power Point cuyas explicaciones intentan suplir las mágicas palabras de aquellos que realmente son los comunicadores y lazo de unión entre generaciones. 

Cuanto lamento no haber cogido en su momento lápiz y papel para anotar todas aquellas “batallitas” que, tanto mi padre y otros miembros de la familia me iban dictando por el simple hecho de ampliar mis conocimientos.

Las palabras ambulan con gran soltura por el espacio toda la vida, pero aun no hemos sido capaces de poder recuperarlas, y la única forma de almacenarlas para disponer de ellas cuando las precisamos es escribirlas o grabarlas. 

Para algunos hablar es tan sencillo que, digan lo que digan, aunque no tenga ningún valor o sentido es suficiente atrayente. A lo largo de mi vida he aprendido que, la mayoría de las veces, las palabras no todas son retenidas ni interpretadas de la misma forma, y aunque el contenido del mensaje sea corto pero positivo, no está suficientemente valorado. 

Hablar de forma constructiva significa algo más, denota una mayor comunicación, formación e intercambio de impresiones; todo lo demás es pura charlatanería que no tiene apenas interés. Como puedes ver abuelo, haberte conocido hubiera sido verdaderamente interesante, pues las cosas cambian tan deprisa que se han quedado diminutas las trescientas palabras por minuto que le hacían mecanografiar a tu nieta Laura cuando estudiaba.

Hoy hablar bien lo intenta cualquiera, pero escuchar, entender y practicar la empatía tomando buena nota para que pueda ser trasmitido sin confusiones ni alteraciones en el futuro no lo hace cualquiera. Por eso, conocer el origen, particularidades y relatos de los seres queridos perdidos en el tiempo, siempre será para mí un enigma y el gran tesoro oculto de mis pensamientos.

Saludos.

Miguel Sánchez del Río González-Anleo

sábado, 2 de mayo de 2009

OJO POR OJO

Si las profecías de "Nostradamus" fueran ciertas estaríamos acabando a pasos agigantados nuestros últimos días en este maravilloso planeta llamado Tierra. 

Muchas son las coincidencias, pero pensando de una forma optimista y sin ánimo de preocupar al pueblo, todavía son pocas las circunstancias para llegar a pensar que esto ocurra. 

Lo que si parece más evidente es que hemos entrado en una mala racha en la que, todos nosotros, podemos figurarnos de una forma fácil y sencilla todo aquello que escuchamos en las noticias elucubrándonos el cerebro y admitimos sin pena ni gloria lo que se nos echa encima. 

Plagas, guerras, crisis, catástrofes naturales, pandemias, terremotos, sunamis y algún que otro hecho, son capaces de desviar nuestra atención en beneficio de algunos pocos cuyos intereses les viene de perla. ¿Acaso no estaremos pagando con creces todo lo que nuestras anteriores generaciones explotaron sin miramiento alguno?. ¿No será realmente cierto que se está cumpliendo a rajatabla la relación causa/efecto?.

Terminada la primera guerra mundial se extendió en 1918, por toda Europa y América, un virus llamado "gripe española" cuyos efectos significaron la muerte de cuarenta millones de personas. Es verdad que en aquella época el virus procedía de las aves, y no de los murciélagos ni mercados de abastos; tampoco se sabe a ciencia cierta que la causa procediese de España, lo que si nos han asegurado es que la pandemia actual  procede de China exclusivamente.

¿No es verdad también que, en la edad de oro, la mayoría de los españoles a pesar de sus hazañas como Conquistadores, arrasaron, aniquilaron y explotaron todas aquellas tierras que colonizaron?. Los indios en México postraban su cabeza en las iglesias ante los cuadros de nuestros Santos sin que nosotros nos diéramos cuenta que en la realidad lo que estaban haciendo era adorar a su Dios Sol que estaba pintado detrás del cuadro. 

Tampoco es de extrañar que ahora tengamos que pagar con enfermedades procedentes de todos los continentes las múltiples barbaridades que se cometieron con los negros en la época de la esclavitud. Los romanos aplastaron con sus conquistas toda la idiosincrasia de la mayoría de los pueblos de Europa y parte de Oriente, los franceses se cansaron de realizar pruebas nucleares en algún pobre Atolón del Pacífico, los alemanes exterminaron a millones de judíos e invadieron múltiples Paises, los portugueses hicieron de las suyas en Mozambique, y si seguimos leyendo las crónicas de la historia nos daremos cuenta que, no son las profecías lo que estamos pagando, sino las deudas de todo aquello que hicimos inconscientemente y ahora ha llegado el momento de su vencimiento. 

No seamos tan idiotas de seguir el rumbo de una nave que pilotada por personas torpes puede dirigirnos a derroteros altamente peligrosos, y cuyas consecuencias se pagan en el futuro con efectos profundamente arcaicos como el "Ojo por ojo y diente por diente". 

Digamos adiós a las viejas costumbres y apostemos por las nuevas tecnologías en aras de que se apliquen por un igual a todos los habitantes de este bonito planeta sin excepciones. Estoy seguro que esa práctica evitará males mayores y pagos generacionales innecesarios.

Saludos.

Miguel Sánchez del Río González-Anleo