La segunda Revolución industrial, se inició a mediados del siglo XIX, entre 1850 y 1970, fue una segunda fase, e implicó una serie de desarrollos dentro de la industria química, eléctrica, del petróleo y del acero. Aquí fue realmente donde se convierte en un ataque a mano armada y sin miramientos a la naturaleza, especialmente por dejadez de un medio ambiente sostenible, y sobre todo por intereses creados y la economía.
La tercera Revolución industrial comenzada a finales del siglo XX y todavía en desarrollo en nuestros días, llevó consigo nuevas formas de generar energías más renovables, creación de redes eléctricas más optimas, desarrollo de pilas y baterías recargables, innovación del automóvil creando los motores eléctricos e híbridos ( Ya veremos el día que haya que reciclar las baterías que pasa), nuevas formas de comunicación e implantación de redes wifi, bluetooth, etc., y una infinidad de equipos espaciales y armamento atómico, cuyas pruebas en océanos, tierra y aire han seguido dañando el cambio climático y disminuyendo cada día nuestra naturaleza.
No podemos olvidar que organizaciones como: Greenpeace, WWF, The Nature Conservancy, Programa de Naciones Unidas para el medio ambiente, etc. han venido trabajando muy duro para evitar mayores males de contaminación y conservación del medio natural. Así todo, luchar contra las grandes empresas contaminantes y explotadoras del Amazonas es casi imposible y requiere muchos compromisos.
Ahora estamos inmersos en adaptarnos a utilizar nuevos hábitos de reciclado de residuos materiales y orgánicos, yo creo que lo conseguiremos en poco tiempo. Más me preocupan los residuos industriales, peligrosos, sanitarios, radioactivos y nucleares.
Con el ánimo de reducir el exceso de captura de las especies marinas que consumimos habitualmente, cada vez más se crean piscifactorías en los ríos y la mar. Aquí si que os puedo contar mi experiencia bastante complicada que conlleva ese tipo de explotación alimenticia.
La verdad es ésta: El color rosado de las truchas asalmonadas no es autentico de la especie, se trata de un colorante introducido en los alimentos. Las truchas, para que sean rentables las hacen pasar por un tubo y cada una es vacunada para que no se mueran antes de su venta.
Las lubinas, las doradas, y rodaballos normalmente son peces de granja. Lo podéis apreciar a simple vista, pues todos tienen la misma talla en su especie. Nutricionalmente son iguales que los salvajes, pero el sabor cambia, pues los de granja los alimentan con pienso y en los últimos días les añaden harina de pescado.
He visto un reportaje en Andalucía que utilizan un método para que se mueran todos al mismo tiempo para su envío en 24 horas, y consiste en introducirlos en una piscina con agua congelada, y por eso cogen la forma curva como si estuviesen frescos y recién pescados.
Los peces de granja, así como el pollo, el conejo y demás animales, son alimentos que si las empresas disponen de la calidad exigida y la cumplen, nada tienen que impedir su consumo. Yo diría que los peces de granja son mejores que los salvajes y evitan esquilmar lo poco que está quedando y también evitamos el mercurio y el anisakis. No podemos hacer como los japoneses que están acabando con todos los túnidos del Mediterráneo. Tenemos que seguir luchando por realizar vedas programadas para facilitar la repoblación de varias especies como por ejemplo el Oricio en Asturias.
Finalmente deciros que los que tenéis hijos pequeños o nietos, los vayáis instruyendo en hábitos que faciliten un mejor cariño y cuidado de la naturaleza en general, pues de ello depende el futuro de nuestra madre llamada naturaleza viva.
Y a los que suelen realizar catástrofes y barbaridades capaces de destruir nuestro planeta, yo les diría que serán objeto de ser pagados con la misma moneda, y aquellas empresas que prefieren pagar por producir contaminación para incrementar sus intereses económicos, finalmente serán acorraladas y tendrán que poner todos los medios para ser más sostenibles y mejorar su propio medio ambiente.
Saludos.
Miguel Sánchez del Río González-Anleo