domingo, 29 de marzo de 2009

SEMANA SANTA VIRTUAL

A un paso de celebrar un año más la confluencia de la fiesta judía y la Semana Santa cristiana invitándonos a la reflexión, meditación, y examen de conciencia. No estaría de más recordar la intensidad de compromisos y celebraciones que ello nos obliga en tan poco espacio de tiempo entre el domingo de Ramos y el lunes de Pascua. 

En Avilés, a los niños y niñas todavía les es rentable el cambio de una rama de olivo o palma bendita por un suculento bollo de mantecado que reciben de sus padrinos, eso sí, te sientes como obligado a participar en toda una larga serie de actos capaces de rendir al más paciente.

Así todo, merece la pena aunque tus deseos de descanso en esos días festivos tras la resaca del Carnaval se conviertan en múltiples horas de espera para ver pasar las procesiones del Encuentro, la Dolorosa, San Pedro y el Santo Entierro y en especial los Sanjuaninos.

Pero no todo lo podemos enmarcar en el ámbito del recogimiento, pues también reverenciamos con mucho gusto las jornadas del pescado y el marisco, como los fritos de pixin y bacalao en la estación de Villalegre, los exquisitos oricios de Oviñana (de momento nos conformaremos con los gallegos, pues los nuestros está en periodo de veda), y como no, remojaremos nuestros gaznüelos con la primera sidra del año.

Aunque la espera de los cofrades y pasos marcados por los ritmos de trompetas y tambores son lentos, dan paso casi instantáneo a la fiesta popular que tanto alegra a niños, mayores y visitantes que esperan con gran anhelo su consecución si el tiempo lo permite. 

Si estuviera en mis manos el poder hacer algunas reformas en el programa de las fiestas 2022, la primera sería poder reservar al menos tres enormes mesas en la tradicional comida en la calle. Mis reservas no serían para políticos charlatanes y banqueros ambiciosos, pues en una de ellas sentaría a personas que todavía guardan recuerdos en mi memoria como: Castor (el pintor), Consuelo (la avellanera), Manolín (el del burro), Mino (el de la lejía), Don Luis (mi médico), Pica (el barbero), Ernesto Baldajos, Blas (el lechero), Luisa (la de los periódicos), Hermelinda (la del quiosco), Justo Ureña, Don Manuel y LLames (mis profesores), Don Elías (el cura), y otros muchos que han configurado con su granito de arena el mosaico exclusivo de nuestra Villa.

En la otra sentaría a todos mis amigos que lo compartieron todo conmigo en infinidad de ocasiones y hace un montón de años que no nos juntamos: Baldomero, Kike, Willy y su hermano Paco (martillo), Telesforo, Juan Casanova, Tito, Tony, Cirilo. Faltan muchos más por colocar, pero seguro que los tendría muy cerca con sus familias. 

En la mesa principal colocaría a toda mi familia, la cual no describo pues tienen el asiento reservado dentro de mi alma todos los días del año. Para poder organizar todas estos cambios en la organización de las fiestas que a mí me gustaría, contaría con mi hermana Mimí como Presidenta de la Comisión de Festejos, cosa que llevaría a cabo de maravilla con el mínimo esfuerzo. 

La segunda modificación es que, el pregón estaría en manos de Antonio Novo, que con su personal verborrea y cosmopolita lenguaje, nos haría pasar unos momentos muy agradables ensalzando al pueblo y fiestas de Avilés con todo su esplendor.

Si por casualidad en el discurso aparece alguna palabra o frase cuyo significado obligase de alguna traductora, estaríamos arropados por mi prima Laura “La mensajera del pueblo” que explicaría rápidamente a los presentes el sentido de lo enunciado en la lengua popular. 

La tercera y última mejora que haría, sería pedir a lo grandes maestros diseñadores de las carrozas que, manteniendo la idiosincrasia propia asturiana, invitasen a cada una de las comunidades autónomas en representación de una España plural, a presentar sus carrozas en la que destacaran alusiones como “La crisis ha finalizado”, “El paro ya no existe”, “No hay violencia de género”, “Los jóvenes han sustituido el alcohol por Central Lechera Asturiana”, “En la ría se han capturado mil kilos de lubina”, “En la guerra de Ucrania los misiles disparan flores de colores”, y así hasta diecisiete. Tranquilos es todo virtual, ¿Pero verdad que sería maravilloso poder realizar todas estas mejoras?.

Me gustaría también que el espíritu de Don Ángel Garralda estuviera presente en todos y cada uno de los Pasos de todas las Cofradías.

Saludos

Miguel Sánchez del Río González-Anleo

sábado, 28 de marzo de 2009

OJO QUE PICAN

El corazón aumentaba de forma inesperada sus latidos cuando veía hundirse unos centímetros la boya de color rojo y blanco que había lanzado con todas mis fuerzas desde el noray del muelle. 

No tenía en esos momentos la mínima paciencia por la espera de la picada, pero con la inquietud que me caracterizaba, levantaba rápidamente la sencilla caña de bambú, y en su anzuelo venía prendido un hermoso pancho. Así uno tras otro hasta que decidía responsablemente que el día de pesca había concluido. 

La cena estaba asegurada y cargabas con orgullo la cesta de mimbre con olor a ocle y mar para ofrecerla sin ánimo de lucro a mis padres esperando simplemente una sonrisa y unas palabras de aliento que confortaban mi pertinaz afición. 

Eran tiempos en los cuales todavía la ría mantenía en sus cristalinas aguas una variable fauna marina de inquilinos como panchos, salmonetes, maragotas, roballizas, fañecas, muiles y un montón de escurridizas anguilas que no eran de mi gusto, pero calmaron el hambre de muchos inmigrantes que por aquella época ocuparon Avilés en busca de un honrado puesto de trabajo. 

El cebo era autóctono, fácil de conseguir y económico. Quizás la exquisitez de la siorra del playón, la transparente esguila, los restos de anchoa que comprábamos en la conservera, o el propio corazón de bonito cortado en minúsculas porciones, eran las razones por las cuales casi siempre teníamos tanta suerte en las capturas.

Actualmente nada es igual, la falta de conciencia de la industria y nuestra propia escasez de espíritu medioambiental, acabaron con algo tan vital que se ha ido incrementando hasta poner en peligro nuestra propia supervivencia. 

Ahora los que picamos somos nosotros, y nos enganchamos sin elección al anzuelo más apetitoso, el consumismo. No nos preocupa la calidad del cebo, hay múltiple variedad y encima gratuito. La publicidad falsa incontrolada y las variadas marcas entran por nuestros ojos con tanta facilidad que no te das cuenta de los perjuicios que ocasionan, no sólo en el bolsillo, sino en las consecuencias finales que conlleva tanto la producción excesiva, como la explotación sin control de las materias primas.

Cuando éramos niños nuestro objetivo era la calidad y no la cantidad, pero ese ideal se ha ido deteriorando con tal aceleración que, a pesar de tenerla presente en todos los procesos de producción y ser imprescindible su implantación para poder sobrevivir, la hemos obviado de nuestra propia vida cayendo en la trampa de nuestro propio cebo.

A pesar de que los días tienen veinticuatro horas, el factor tiempo que hoy impera en nuestra sociedad nos impulsa a consumirlas de tal forma que nos impide realizar con naturalidad hábitos de un consumo responsable, como tener la posibilidad de ir caminando al trabajo, elaborar nutritivas recetas a fuego lento, conciliar con facilidad la vida laboral y familiar, mantener prolongados coloquios con los amigos, y así una interminable lista. 

¿Existen realmente remedios para disfrutar de una mejor calidad de vida y evitar una gran parte del consumismo irresponsable?, algunos proponen con gran facilidad una mejor gestión del tiempo y los recursos, otros proclaman a viva voz llamándolo moda y se quedan tan tranquilos, otros se han dado cuenta tarde de aplicar medidas preventivas para paliar el problema. 

Lo cierto es que existe mucha dificultad para encontrar soluciones maestras y picamos como un ingenuo pez en el endiablado anzuelo del consumo y de las medias verdades.

Saludos.

Miguel Sánchez del Río González-Anleo

martes, 24 de marzo de 2009

DÓNDE ESTÁN LAS BUENAS PRÁCTICAS

El respeto a los mayores, la cortesía, las reglas de urbanidad, los protocolos de convivencia, la comunicación, las buenas formas, y la admiración por el medio ambiente son hábitos que algunos hemos retenido desde nuestra juventud transmitidos por nuestros abuelos, padres y educadores que, en su afán por difundirlos, nunca mostraron trazas de cansancio y desasosiego. 

Todos estos valores se han ido deteriorando en las últimas décadas a favor de la vulgaridad, la simpleza y la falta de humanidad cuyos efectos estamos padeciendo en esta sociedad en la que los valores principales muestran con orgullo su débil solidaridad.

¿Quién dice habitualmente “Buenos días” a la entrada de un ascensor, o al llegar a la oficina?, ¿Quién ayuda a cruzar un semáforo a un invidente?, ¿Quién cede el paso o el asiento a una persona mayor o embarazada?. Eso sí, la mayoría de los ciudadanos cruzan el paso de peatones en rojo. He llegado a ver personas con sus mascotas que ellas mismas se niegan a cruzar. Eso quiere decir que hay animales con más responsabilidad que su propio dueño.

Gestos y hábitos como los que os estoy contando ya no son tan habituales, y en algunos casos hasta les parecen ridículos. La señora televisión, la inadecuada utilización de las nuevas tecnologías, la torpeza de algunos padres por dejar en manos de los planes de educación la formación de sus hijos, en donde la cultura tradicional y los buenos hábitos se confunden con el consumismo, la falta de responsabilidad, y las oportunidades. 

Antes había tiempo para sentarnos todos juntos a desayunar, a comer, e incluso a cenar, respetando la hora y los modales que conllevaban esos importantes acontecimientos. Hoy todo ha cambiado, y lo normal es tirarse a la bartola en un sofá y engullir en dos bocados una suculenta baguette de jamón y queso o una pizza.

La comunicación con los seres humanos se ha perdido, las buenas noches se dan al despedirse del ordenador en los chateos, y al abuelo que lo parta un rayo. El volumen de los altavoces de los vehículos no tiene límite, tampoco lo tiene el alcohol en el tan sonado botellón, y hasta las papeleras descansan felizmente por falta de contenido. 

Las bolsas de plástico del supermercado, no solo son motivo de obstrucción por acumulación en el intestino de algunos mamíferos como las ballenas, sino que tardan quinientos años en destruirse. ¿Quién ha roto el eslabón de unión que mantenía fielmente inseparable generación tras generación las buenas prácticas y costumbres heredadas desde hace tanto tiempo?. 

Quizás no sea el momento oportuno de echar las culpas al sistema, a la moda, al pasotismo actual, a los medios de comunicación, ni siquiera a los padres y educadores, pero si que veo necesario que reflexionemos unos momentos en aras de intentar mejorar los valores morales y educacionales de los cuales siempre hemos estado tan orgullosos, y que seguro necesitan un poco de atención por parte de todos. 

Si existe algún culpable, será el tiempo y la madre naturaleza quien lo pondrá en el sitio que se merece. Por último, recordar que saludar, dar la mano, dar los buenos días, un cariñoso beso o un abrazo, y recoger un papel del suelo, no son prácticas que vayan en contra de la crisis, todavía, gracias a Dios son gratis.

Saludos.

Miguel Sánchez del Río González-Anleo

domingo, 22 de marzo de 2009

PASIÓN ASTUR

Muchos son los que han escrito, hablado y cantado, sobre un país que desde los montes mágicos de Anleo hasta los monumentales Picos de Europa, y desde el escabroso Cabo de Peñas hasta el enredado y empinado Pajares, han demostrado tener las suficientes características para poder describirlas y ensalzarlas de tal forma que han llegado intactas a través de múltiples estilos por todo el planeta.

Los que habéis tenido la gran suerte de poder disfrutar de las cualidades y ventajas que ofrece ese paraíso natural siendo protagonistas y actores en cada momento de todo lo que ocurre día a día en ese majestuoso escenario, tenéis que pensar en aquellos que no hemos tenido esa oportunidad, e inmersos en sueños, proposiciones y planes de futuro anhelamos volver a nuestras raíces.

No es fácil regresar, después de tantos años, con las suficientes fuerzas capaces de ofrecer una aportación más para que Asturias siga el rumbo que se merece, pero si dar apoyos con ganas, y de eso se trata, nosotros los emigrantes seremos los primeros. 

Siempre hemos tenido recursos naturales suficientes para que el principado fuera capaz de sobrevivir en ese aislamiento que tanto nos penalizó, pero nuestra falta de infraestructura transformadora y nuestro propio orgullo impulsado por los que se creen los salvadores de nuestra tierra ha conllevado que vivamos de aportaciones que sin ninguna duda pronto se acabarán. ¿Qué pasará después?, nos lamentaremos todos llorando con la vista puesta en las estadísticas.

Tendremos el suficiente valor para decirles a la cara a nuestros hijos y nietos que no pueden ser ingenieros, ni químicos, ni tampoco médicos, ni siquiera electrónicos, mecánicos, pescadores, transportistas o mineros, porque en nuestro país trabajan en exclusiva cuatro guías turísticos que solo saben recitar como un loro las originales pinturas de la cueva de Tito Bustillo, o esperar que los admitan en la cantera del Sporting para ver si llegan algún día a ser como el brujo Quini

No seamos ingenuos, transmitir pasión Astur no se trata de engañar con frases bonitas, fotos espectaculares y expresar en cantares sentimentales los encantos de nuestra tierra, sino ofrecer a los propios asturianos y a todos aquellos afines con nuestras costumbres apetitosas, inversiones seguras y capaces de garantizar la continuidad y el futuro de los que sois actualmente el potencial humano de la región, el de vuestros hijos y el regreso al hogar de todos aquellos que tuvimos que buscar el pan en otros lugares y continentes.

Tenemos que cambiar sin más pérdida de tiempo el chip que siempre nos ha mantenido como al más tozudo capricho aldeano, el horizonte está en aprender del mejor y nosotros siempre hemos sido emprendedores. 

Tenemos que abandonar de una vez la cola del pelotón y subir a los primeros puestos por muy penoso que nos parezca el Angliru. Estamos en el punto de salida, y solo nos falta la red estructural para alcanzar entre todos un gran reto y hacer de Asturias la mejor comunidad Europea.

Los jóvenes están suficientemente preparados, los mayores tienen experiencia y los recursos no faltan. Abrir las puertas de par en par, nuestras montañas ya no son un impedimento, y nuestra acogedora personalidad es un buen señuelo. 

Asturias, además de un paraíso natural se merece un potencial industrial de futuro sin que ello conlleve un impacto ambiental en su maravilloso paisaje.

Saludos.

Miguel Sánchez del Río González-Anleo

viernes, 20 de marzo de 2009

EL TONTÓDROMO

Los lentos pasos, acompasados y sin descanso, cruzaban a lo largo del paseo observando todo lo que ocurría a su alrededor.

Recorrido repetitivo y continuo desde la estatua de la foca hasta el kiosco era nuestro paseo preferido, tanto para las pandillas o parejas que, desde los diversos puntos de la ciudad avilesina, nos concentrábamos en cualquier momento cuyo tiempo libre nos permitía. 

Como si de un tontódromo se tratase, dábamos vueltas y más vueltas hasta que las horas se consumían en función de la compañía y de los temas tratados.

Saludabas a tu paso con el protocolo que correspondía a los amigos, conocidos, a las caras angelicales que te atraían, e incluso al propio Pedro Menéndez que, serio como un palo, todavía muestra su inmortal figura como ejemplo de todos los avilesinos cuyo esfuerzo y valentía fueron conquistadores en tierras lejanas.

En aquella época no nos preocupaba la globalización, ni tampoco el convenio de Bolonia, unos éramos estudiantes y otros alevines de trabajadores, pero teníamos muchas ilusiones y eso nos permitía tener conversaciones puramente positivas sobre los más variados temas de actualidad. 

Unos hablaban de fútbol, de la próxima verbena y romería, otros tatareaban canciones de Joan Báez, algunos se enrollaban con sus primeros refrescos y juraban sin perjuicio alguno amor eterno en los bancos del Parque. 

En los años setenta, en nuestros bolsillos no había móviles, no había drogas, ni tampoco preservativos, dinero lo justo, en algunos podías encontrar un paquete de celtas o pipas, y en aquellos en los cuales ya se observaban los gustos por las delicatessen, encontrabas algún que otro Chesterfield americano adquirido en los estancos clandestinos sitos en la calle La Ferrería.

Entre todos, planificábamos planes para el sábado y domingo, y ya sonaban las visitas al Greco, el Dulcinea y otros establecimientos que serían el señuelo para atraer a los jóvenes que éramos felices paseando por el Parque del Muelle.

En el balance que la oportunidad nos ofrecía, algunos elegimos la montaña como fiel compañera en las salidas dominicales, y en mi caso nunca me he arrepentido de mi decisión por dos razones, primero por entrar en una comunidad cuyo estandarte era la amistad, y por otro lado que el deporte de aventura siempre ha sido mi debilidad.

Lo cierto es que hoy el Parque lo ves casi vacío y la juventud prefiere otros lugares para frecuentar y practicar sus actividades, sin darse cuenta que en el Parque del Muelle sus árboles, bancos, y plantas mantienen todavía los murmullos de todos los que por allí pasamos practicando nuestra entrañable comunicación. 

No estoy en contra de fomentar la concentración en otros barrios y lugares de la villa, pero el jardín de las ilusiones está a disposición de todos y aunque ya no disponga de algunos complementos emblemáticos, su atracción y confesor sin libertad de descalificación lo hacen un lugar entrañable para pasear sin prisas durante estos días espléndidos de primavera. Gracias Parque por haberme hecho tomar decisiones importantes en mi vida.

Espero que las obras que se están acometiendo sean finalmente, un atractivo señuelo para atraer de nuevo a todos los ciudadanos y disfrutar de un espacio público, alegre, seductor, atrayente y con los mobiliarios adecuados para su disfrute y necesidades, incluido baños públicos, zonas verdes, áreas de ejercicio y juegos en las áreas que lo permitan. 

De no ser así, revivirá de nuevo nuestra nostalgia de lo que fue, y volverá a convertirse en un lugar de paso triste y deshabitado.

Saludos.

Miguel Sánchez del Río González-Anleo

miércoles, 18 de marzo de 2009

NOCHE ENCANTADA

La noche de Fallas y San Juan tienen diferente significado pero un mismo elemento en común, el fuego. La palabra Falla deriva del latín fácula que significa, antorcha, y que se utilizaba antiguamente como una fuente portátil del fuego.

Actualmente, en dicha noche también llamada fiesta josefina o fiesta de San Josep, se celebran importantes y variados acontecimientos tradicionales de la Comunidad Valenciana, pero lo más destacable son los variados ninots y construcciones artísticas de materiales combustibles que componen cada falla, y cuyo sentido actual completamente satírico sobre los temas de actualidad la convierten en una noche de gran interés para los que por allí acuden a visitar tan importante evento.

Ya no les queda mucho tiempo para ver plasmados y resaltados en unas figuras de cartón piedra todas las causas y razones en las cuales diversos personajes de la sociedad son retratados según las características y actos que hayan cometido a los largo de éstos últimos meses, es por eso, la ansiedad de algunos para que todo ocurra en el mínimo espacio de tiempo.

Al igual que en el día de Pascua, siempre hay uno que tiene la oportunidad de salvarse de la quema, pero en este caso creo que impera la calidad artística del diseñador y no el sentido de la propia imagen. Si la comparamos con la noche de la foguera de San Xoán como decimos en Asturias, poco tiene que ver, pues allí celebramos el solsticio de verano que es la noche más larga del año, y el fuego es alimentado por muebles y trastos viejos que ya no sirven para nada, pero su combustión aviva el fuego y purifica el ambiente de todo aquello que nos estorba.

El fuego, cuyo protagonismo es la manifestación visual de la combustión, siempre ha fascinado a toda la humanidad durante siglos hasta que fuimos capaces de dominarlo, y aún así, siempre que se produce nos quedamos estáticos mirándolo fijamente ensimismados y emitiendo sonidos de admiración como si de un milagro se tratase.

A pesar de la atracción, y de ser el fuego implacable con los materiales combustibles, es una lástima que no sea capaz de destruir la realidad y el significado de todo aquello que los artistas valencianos intentan representar cada año en sus insuperables figuras, como son los signos de la crisis, corrupción, prevaricación, violencia de género, ladrones, protagonismo de televisión basura, charlatanes y toda una gama variopinta de personajes que se merecen como mucho ser expuestos durante unas horas y ser transformados en cenizas para purificar un poco más nuestro ambiente. Valencianos todos, seguir con vuestra tradición para que algún día, el reflejo de muchos sea la admiración de unos pocos.

Dentro de tres días la noche encantada destacada en el Ayuntamiento de Corvera, será la oportunidad de introducir en la foguera de San Xoán papeletas escritas de todo aquello que nos está haciendo daño, y como en las elecciones andaluzas pero al contrario, las papeletas serán infinitas y sus cenizas subirán al cielo suplicando por un Principado lleno de problemas, miserias y una dimisión de un Presidente que como un pedigüeño se desplaza a Madrid a intentar recoger las migajas que como a un gorrión nos concede este nefasto Gobierno. 

Saludos.

Miguel Sánchez del Río González-Anleo

martes, 17 de marzo de 2009

A LO HECHO PECHO

En estos momentos donde afloran las intenciones de manifiestos, huelgas generales, declaraciones reivindicativas en todos los medios de comunicación, y cabreo general por parte de todos los colectivos cuyo impacto del colapso financiero les está provocando graves daños, no solo en sus bolsillos, sino también en su salud personal que se ve resentida al tener que afrontar múltiples problemas lo cual no hubieran ocurrido si el margen de maniobra del que disponían no hubiera mermado en la proporciones que lo ha hecho en tan poco espacio de tiempo. Está muy claro que, como bien decía mi padre, a la bajamar todo aparece, y la triste realidad es que estamos pasando una enfermedad puntual llamada “crisis” cuyas secuelas pueden acarrear a mis queridos amigos autónomos y pequeños empresarios consecuencias que pueden derivar en escenarios de radicalismos políticos, violencias y otras acciones que no nos convienen para todos aquellos que hemos vivido y soñado con una España gloriosa, con gran potencial de ingenio, en la que la cultura, la familia y el saber hacer todavía figuran entre nuestros idealismos. Al bajar el nivel de las aguas florecen todas nuestras debilidades: baja productividad, falta de rigor, baja eficiencia, falta de responsabilidades, retraso en la aplicación de las nuevas tecnologías, falta de formación (en especial la profesional que sin ninguna duda es el futuro de nuestra red empresarial), y así una lista interminable de carencias que nos ponen en una difícil situación no solo en el mercado europeo, sino en aquellos donde todavía podíamos hincar el diente. ¿Qué podemos hacer durante el tiempo en que la actividad económica se ralentice?, los que más saben no nos dan muchas alternativas, pero los que hemos vivido situaciones parecidas decimos a plena voz que hay que parar, dar un paso atrás para recoger el mensaje de nuestros errores y volver a correr al máximo de posibilidades para alcanzar al primero. Tranquilizar vuestros gritos de guerra, y preparar vuestras naves para cuando arrecien los buenos vientos que nos llevaran a alcanzar nuestros objetivos. La solución no está en recibir limosnas de un gobierno que quiere mantener las esperanzas sin ofrecer un plan de acción para todos los que forman los recursos humanos de un país al borde del abismo. Las propuestas tienen que estar dirigidas al trabajo en equipo, y que cada uno de nosotros tenga su granito de arena que aportar en esta situación, y cuando digo granito no lo digo para tributar más o menos en nuestros impuestos, lo digo porque al igual que muchos autónomos dedican infinidad de horas (no computables) en mejorar sus negocios buscando una mejor rentabilidad, así deberían tomar todos el mismo ejemplo y ahora es el momentos de empujar todos del carro y no pensar en pajaritos preñaos. Ahora es fácil decir que no puedo dormir por los problemas que se me echan encima, y ¿Qué pasaba en la época de las vacas gordas?, ¿Todos los españoles dormíamos plácidamente?, pues no, había muchos que no dormían pensando en como mejorar sus procesos y de que forma se podrían introducir nuevas metodologías capaces de aumentar los rendimientos, la productividad, la eficacia, la seguridad y otros indicadores imprescindibles para mejorar su competitividad. Ánimo para los que como yo piensan en que el trabajo es más que un hobby, y busquemos todos juntos la vacuna de esta endémica enfermedad.

Saludos.

Miguel Sánchez del Río González-Anleo

domingo, 15 de marzo de 2009

EL ÁRBOL DE LA VIDA

La convergencia de dos de las principales calles de acceso a la puerta de la villa, tenían como punto de encuentro un fielato y un gran Olmo que destacaba por su monumental envergadura. La Avenida Gijón y la calle Oviedo aunque juntas, siempre han tenido sus diferencias y su propia idiosincrasia, y los que allí vivimos durante tantos años guardamos un hueco en nuestra memoria para recordar, quizás no todos, pero si algunos de los acontecimientos tan entrañables ocurridos durante todo ese tiempo. Los aldeanos que por allí pasaban con el objeto de vender sus productos en el mercado central, tenían la obligación de declarar sus mercancías y pagar los tributos correspondientes. Contaban por aquellos tiempos que algunos disfrazaban al pequeño cochinillo de bebé para evadir el pago de sus impuestos. Tradición respetada, e incluso mejorada que, adaptada a otro tipo de productos, todavía se practica con asiduidad en diferentes lugares del estado. Al lado del fielato había un pequeño kiosco en el cual se podían adquirir además de los semanarios habituales, tebeos, piruletas, colecciones interesantes de cromos y sobres sorpresa que nos mantenían entusiasmados hasta que la capacidad de ahorro nos permitía volver a frecuentarlo. El árbol, conocido cariñosamente como “El Arbolón”, tenía grabado a navaja el nombre de todos los que allí nos reuníamos para planificar nuestros juegos y alguna que otra correría. Estoy seguro que cuando lo estaban derribando se oyeron lamentos de Baldomero, Valiente, Jalisco, Cipriano, Guillermo, Kike, Luis Arturo, Oscar, Manuel Ángel, Tinín, José Antonio Testa y alguno más que como yo nos encontrábamos muy lejos y a pesar de ello sentimos como si con un bisturí rasgasen nuestras propias entrañas. A mediados de los cincuenta todo era calma en las calles, oías la voz del afilador, el mielero de la Alcarria, la moto-carro de Mino el de la lejía y el Citröen negro de Blas el lechero pregonando con orgullo que él había empezado con una grifo y siete vacas y que ahora tenía siete grifos y una vaca. Teníamos panadería “Los Americanos”, bares como “El Luarca”, “El Arbolón” y el “Avenida” donde residía la peña Bahamontes” , que por aquella época organizaba carreras ciclistas de veteranos cuyos primeros puestos siempre estaban ocupados por el padre de Delio y Mayoral. Había niñas preciosas que llenaban nuestros cerebros de pajaritos como Conchita, Zoila, Carolina, Mori y Maria José, pero nuestro principal objetivo era conquistar el barrio de “Versalles” que en aquellos tiempos estaba empezando su infraestructura. Otro de nuestros propósitos predilectos era asistir al festival de la canción que se organizaba todos los años en el parque de bomberos (antigua fabrica de harina), y en donde el Dúo Armónico y Ernesto Baldajos (que en paz descanse) eran las principales figuras, unos con sus filarmónicas y el otro con inimitable trino de voz que no tenía nada que envidiar a los mejores tenores mexicanos. Todo lo que estoy cantando ocurría bajo las ramas de ese imponente árbol que bajo sus ramas nos protegió hasta que el avance del progreso lo sustituyó por otros edificios que seguro que sus cimientos son atacados por las raíces de lo que nunca tenía que haberse producido.

Saludos.

Miguel Sánchez del Río González-Anleo

RUMBO NORTE

Como si de la Armada Invencible se tratara, barcos como el Abelén, Poseidón, Malanga, Anleo, Panxico y otros que se quedaron en la travesía, fueron sin duda los protagonistas de la historia de un gran marino cuyo esfuerzo merece sin ninguna duda unas palabras de aliento en los momentos en que la tormenta aprieta fuerte.

Todos los barcos descritos tenían las cuadernas lo suficientemente robustas para que sus cascos soportasen los impactos provenientes tanto de babor como de estribor, y sus velas mayor, foque y cangreja demostraron siempre su mayor resistencia ante los fuertes vientos que azotaron a lo largo de su vida. 

Hoy los tiempos han cambiado, a pesar de la experiencia, disponer de unas buenas naves dotadas con los mejores instrumentos tecnológicos, y contar con una tripulación excelente, siempre existe el riesgo de que una tormenta te sorprenda y tengas que navegar utilizando todos tus conocimientos para salir adelante y alcanzar nuevos derroteros donde la navegación sea más sostenible, donde la paz y el sosiego sean motivo para alcanzar con facilidad la felicidad, y que a pesar de las dificultades siempre habrá una solución para un problema.

Sabes muy bien que las grandes olas hay que cogerlas de frente, respirar hondo y cuando estés en la cresta esperar la bajada lentamente y volver a coger aliento para afrontar la siguiente.

Has sabido resolver hasta ahora sin la menor dificultad el algoritmo de las tres incógnitas que propone la vida: amor, trabajo y cultura, y también sus derivadas: amistad y paternidad, pero cuando la tormenta acecha la mejor solución es bajar las velas, coger el timón con fuerza a toda máquina, y sin soltarlo mantenerlo firme hasta que el viento amaine.

Muchas veces he pensado como me gustaría estar contigo, ahí presente para echarte una mano y mantener con mucha más fuerza ese timón, pero la distancia y otras responsabilidades siempre me han impedido cumplir con mis deseos.

El barco en el cual navegas en estos momentos tiene por nombre “Esperanza”, y no te quepa la menor duda que su rumbo Norte esta marcado en el compás de todos de los que como yo queremos que llegue al puerto de destino, y para ello dispones de todo el apoyo de la tripulación que un capitán como tu mereces.

Debes posicionar el timón rumbo Norte y no se te ocurra cambiarlo por muchas dificultades que te encuentres, nosotros estamos muy cerca para apoyarte en todo lo necesario.

Saludos.

Miguel Sánchez del Río González-Anleo

jueves, 12 de marzo de 2009

A TIRO DE PIEDRA

Hace tiempo hemos podido leer en los diferentes noticieros la existencia de un principio de acuerdo para el futuro proyecto de acceso al margen derecho de la ría de Avilés. Desconozco el presupuesto que puede suponer y la cantidad de millones de euros de la presunta inversión, pero francamente me parecen demasiadas alforjas para tan corto viaje. 

Los expertos financieros, no los cantamañanas, proponen congelar las inversiones esperando a mejores tiempos y cuidar con más esmero nuestras infraestructuras, es decir, lo que ya tenemos y que tanto nos ha costado alcanzar. No será mejor para todos pensar en ¿Cómo, y con qué vamos a poder mantener lo que ya tenemos en nuestro patrimonio?. 

No será más coherente dar trabajo a quien no lo tiene dedicando ese esfuerzo para cuidar el aspecto y garantizar la eficacia para lo cual fue diseñado, o preferimos abandonar por falta de recursos financieros todas las mejoras que hemos construido y puesto al servicio del ciudadano.

Reflexionar unos instantes sobre la propuesta, pues todavía estamos a tiempo. Por los años sesenta, cruzar el margen derecho de la ría estaba a tiro de piedra, y además resultaba muy económico, bien fuese para trabajar en las canteras o disfrutar de un maravillo día estival en la playa de San Balandrán cargados de bolsas con la comida (el vino y la gaseosa tenías que consumirla en el merendero).

Para ello, nada más fácil que acercarte al muelle de raíces y embarcarte en la motora “Carmen Pola”, patroneada por José Benjamín Velilla y su marinero Panizo, de los cuales tengo verdaderos recuerdos, en especial de Panizo con el cual tuve la satisfacción personal de aprender a fabricar aglomerado en frío en la planta que mi abuelo Miguel tenía en San Juan de Nieva. 

El viaje hasta la playa era un crucero extraordinario, la proa era un lugar privilegiado para tomar asiento y sentir durante la travesía el aire, el olor a yodo, y con un poco de esfuerzo tocar con los dedos el suave tacto de la mar comprobando su tibia temperatura la cual anhelaba tu inmediato chapuzón al terminar el corto trayecto. 

La estancia en San Balandrán siempre se te hacía corta, primero por tener que hinchar el flotador, después por el baño hasta que los dedos te quedaban arrugados, más tarde castillos en la arena, luego a coger cangrejos a los bloques de hormigón, a continuación la prolongada comida, puesta a cero del reloj para cumplir con exactitud las dos horas de digestión para un segundo baño y cuando te dabas cuenta ya estabas de vuelta otra vez a casa. 

Total, cruzar la ría (ida y vuelta) y pasar esos maravillosos días fueron ventajas que hemos perdido con el paso del tiempo y cuya recuperación nos costará tiempo y dinero. San Balandrán siempre estará a tiro de piedra de todos los que como yo conocimos sus encantos.

Saludos.

Miguel Sánchez del Río González-Anleo

domingo, 8 de marzo de 2009

VAS POR AGUA.......

Quien no intentó alguna vez entonar la popular canción de chigre “Vas por agua” en alguna de las excursiones que se realizan en autobús a lo largo de la geografía española, en especial en Asturias. 

Supongo que todos estamos de acuerdo que las últimas estrofas son verdaderamente asfixiantes, especialmente para los que como yo, lo del cantar solo lo hemos practicado en contadas ocasiones, y en mi caso por obligación en el coro de la universidad laboral cuando era simplemente un crío. 

La fuente Santos situada en el margen izquierdo de la carretera de la Magdalena hacia Villa no es la fuente de la Aurora, pero tiene mucho que ver con esa canción, pues ha sido y será el punto de encuentro de Xanas y Galanes que sellaron sus amoríos mientras la quintana también dormía.

De pequeño no tenía amante Xana, pero la frecuenté muy a menudo en conjunto con mi familia para ir a buscar agua en aquellos garrafones de vidrio forrados de mimbre que pesaban mucho más que su contenido. 

El itinerario era perfecto y nada que envidiar a las actuales rutas de senderismo diseñadas en exclusiva para ver paisajes sin aprovechar los recursos naturales que permite el entorno. 
Todo comenzaba en Rivero, subida por la Magdalena con breve parada en casa de Lola y llegada a la fuente Santos donde saciábamos ampliamente nuestro secaño.

Si el día lo permitía, caminábamos un poco más hasta Castañeda, donde la bolera nos daba la oportunidad de practicar nuestra habilidad con la esfera de madera y soltar gritos de alegría cuando el bolo pequeño perdía su equilibrio; mientras tanto, Laureano escanciaba unos culinos de buena sidra la cual pedía el acompañamiento de algo sólido dado los esfuerzos de la caminata.

A pesar del bocadillo de tortilla, los cacahuetes que rondaban de mano en mano por la barra del bar, y algún que otro pincho, al final siempre terminábamos en casa Victorina probando aquellos sabrosos chorizos a la sidra. 

Al regreso llenábamos los garrafones de agua y final del recorrido con tertulia en casa de Amelina. La jornada era completa y el cansancio hacía mella en los más pequeños, pero un trago de aquella fría agua reponía nuestras fuerzas como si de autentica agua del Jordán se tratara. 

Es curioso, hace mas de cuarenta años nos desplazábamos a pie diez kilómetros para buscar agua mineral gratuita de excelente calidad, y ahora en tiempo de crisis comparamos los precios del mismo producto entre la multitud de propaganda que nos introducen en el buzón de nuestra casa para ver donde tenemos que cargar el maletero del coche.

¿Será el agua mineral el petróleo incoloro del futuro?, no lo pongáis en duda, aunque en Asturias hay en abundancia no podemos desperdiciarla, y espero que los dos caños de la fuente Santos sigan manando con tal intensidad aunque solo sea para calmar nuestra sed sin que ello tenga que ocasionar evoluciones continuas de precio en los mercados. Gracias naturaleza por tus recursos naturales.

Saludos.

Miguel Sánchez del Río González-Anleo

viernes, 6 de marzo de 2009

ALMAS UNIDAS

Cuando el entorno y los momentos les fueron más satisfactorios, siempre mostraron signos de felicidad difíciles de ocultar por muy instantánea que fuera la foto que pretendía inmortalizar en esos momentos el aspecto interior de sus almas.

Mis abuelos Eufrosina y Miguel eran muy felices y así lo practicaron a lo largo de toda su vida. Ella, hija de una familia numerosa emigrante en Pinar del Río (Cuba), supo arrancar al clima cálido del Caribe todo ese calor familiar con tal destreza que nos mantuvo unidos a todos hasta el final de sus días. 

Mis recuerdos me llevan a su cocina en San Juan de Nieva donde yo, aunque de poca edad, ya empezaba a interesarme por las artes culinarias y observaba con detenimiento su vetusta olla a presión de la cual, por su válvula, surgían los aromas del mejor caldo de nabizas que os podéis imaginar. 

De ella aprendí a practicar los mejores hábitos en contra del despilfarro, cosa que me alegro en estos momentos tan problemáticos. Tenía infinidad de cualidades: cariñosa, paciente, bondadosa, buena cocinera, pero sobre todo destacaba en ella un amor inmenso por sus hijos. 

Él, Miguel, hijo de un bonachón marinero de Figueras, retuvo su cariño hacia la mar llegando a ser uno de los Presidentes de la Federación Asturiana de Remo, y con su gran dedicación, que nunca abandonó, alcanzó la medalla de plata al mérito deportivo. 

Su faceta emprendedora le proporcionó la creación de diversos negocios que junto con su esfuerzo y sus estudios de medicina, fue obteniendo los recursos económicos necesarios para posicionarse en la sociedad de antaño y facilitar estudios universitarios a sus tres hijos Matilde, Miguel y Oscar

Con mi abuelo practiqué numerosas actividades que han sido el complemento de mi primera formación, de lo cual le estoy muy agradecido pues le he sacado una buena rentabilidad a lo largo de mi vida laboral.

Me enseñó con la mejor maestría mi celo profesional, el saber resaltar al máximo los valores de, la puntualidad, la responsabilidad, tenacidad y seriedad en el trabajo. Reconozco sin vergüenza que tengo genes de su genio particular, y que algunos siempre criticaron, aunque personalmente pienso que lo han confundido con el buen hacer y decir las verdades en unos momentos muy determinantes. 

A lo largo de su vida experimentaron, como todos, diferentes estados emocionales, pero el balance final los situó en una pareja entrañable, católica, inseparable, y en su casa de Salinas encima de Las Conchas siempre estaba la puerta abierta para recibir a todo aquél que gustaba de probar unas buenas viandas y pasar unos momentos agradables.

Juntos lucharon sin tregua por solucionar múltiples y complicados problemas derivados de circunstancias familiares puntuales que, junto con sus crónicas enfermedades, pusieron en peligro su delicada salud, pero no pusieron límites a su esfuerzo. Y así ocurrió, sin previo aviso, nos dejaron para juntar sus almas en un mundo más sostenible, más humano, sin zancadillas, donde los días son eternos, el esfuerzo del trabajo se paga con el amor, la envidia es sustituida por la caridad, los padres son el emblema de la familia, y la felicidad no tiene precio.

Gracias abuelos por vuestro gran empeño y que algún día podamos alcanzar la estela del camino que os hizo grandes en este, nuestro mundo.

Saludos.

Miguel Sánchez del Río González-Anleo

domingo, 1 de marzo de 2009

MADRE NO HAY MÁS QUE UNA

Para mí es una verdadera aventura intentar describir en cuatro líneas,
los sentimientos y recuerdos almacenados en la memoria interior de nuestra alma relacionados con la persona que nos trajo al mundo, sin otro ánimo que cumplir con los derechos de madre y esposa bajo el amor infinito que, en esos momentos, le otorgaba su propia decisión.

Difícil es también, poder igualar la descripción inimitable que nuestro Bernardino Guardado realizó sobre nuestra madre en su libro “Xente y barrios de Avilés”.

Pero aventura y dificultad, quizás sean las dos razones por las cuales me llevaron a cumplir con este reto de poder dedicarle unas palabras después de tanto tiempo, además se lo debo. 

Por ella, por mi querida madre Matucha emprender cualquier esfuerzo es insignificante comparado con lo que ella hubiera hecho por mí, pues lo dio todo en esta vida y se merece mucho más.

Recordándola en cada momento ya se que no es suficiente, pero supone para mí una continua dosis de cariño, ánimo y esperanza de que algún día pueda decirle personalmente lo maravillosa que era. 

Su insuperable alegría, saber hacer y practicante incansable de la amistad la colocan en el pedestal más alto que una persona puede alcanzar. Heredó de las cafetías de Castropol la sonrisa, la fluidez de las palabras y el cariño hacia los demás, sin esperar de ellos cualquier tipo de agradecimiento.

Pasé junto a ella los momentos más felices de mi vida; nunca nos falto una caricia, ni un buen consejo en los momentos más embarazosos, y además conseguía, con mucha facilidad, hacernos reír en los instantes que reinaba cualquier tipo de desgracia o acontecimiento desagradable.

Parecía conocer su destino, pues aprovechó cada minuto para demostrarnos que la vida tiene muchos alicientes, y no solo es el trabajo, el dinero y el egoísmo propio el que dirige a la sociedad. No digo ya en un futuro, sino en un presente hacia la soledad, hacia la rotura drástica de las tradiciones familiares y lo peor de todo, hacia la destrucción de los valores humanos. 

Acosada por los males de la época, su vida se fue apagando poco a poco como un largo atardecer, y en la víspera de la noche de San Juan el fuego de las hogueras nos la llevó, no sin antes describirnos con todo detalle su corta, pero intensa vida, desde su final hasta sus juegos y cantos infantiles en su entrañable Figueras.

En mis viajes a Avilés todavía anhelo el momento de tomar contacto con sus brazos abiertos esperando mi llegada, pero la ilusión se desvanece cuando diviso las primeras casas de Versalles. No todo son desilusiones, pues los rescoldos de las brasas de la noche espiritual todavía guardan el calor familiar en la figura de mi hermana, la cual ha sabido mantenerlo vivo de tal forma que su presencia hace más liviano extrañar la ausencia física de mi querida madre.

Saludos

Miguel Sánchez del Río González-Anleo