
Parece imposible que, excepto Adolfo Suárez, Manuel Gutiérrez Mellado y Santiago Carrillo fueron los únicos que dieron la cara. Todos los demás asistentes en esos momentos, se escondieron debajo de su sillón que, posiblemente les quedaba grande ante unas simples ráfagas de ametralladora que apuntaban al techo.
En las casas particulares, todos nos pusimos nerviosos, incluyendo aquellos que le gritaban a la mujer "Prepárame la maleta". Muchos se dirigían al monte, otros muy sudorosos, escuchaban las noticias inquietos por los acontecimientos y la música militar. Muchos españoles conscientes de los que estaba ocurriendo, entre ellos yo, esperamos que llegara la normalidad y el martes nos fuimos a trabajar como un día normal.
Los inquietantes momentos que estábamos atravesando por la influencia de los atentados de E.T.A., y la crisis del petróleo, no eran lo suficientemente determinantes para crear unos planes todavía con trazas ideológicas de una solución innecesaria la cual sólo serviría desestabilizar una Democracia que acababa de comenzar.
Y así fue, las personas con un mínimo grado de experiencia, cultura y razonamiento aconsejaron en el mínimo tiempo posible al Jefe del Estado, y éste sin duda alguna, consiguió con sus palabras en televisión desmantelar esa revolución ridícula que, salvo todos los documentos todavía secretos que no saldrán a la luz hasta 2029, formarán parte de la memoria histórica de una España de sobresaltos.
Dada la cantidad de posibles relatos que puedan existir sobre este tema, lo que sí realmente cierto es el video grabado por televisión y que será testigo por muchos años de ese momento. No vendría mal que en plan educativo se transmitiese a nuestros hijos y nietos algo que sucedió realmente y que como toda historia se puede volver a repetir.
Saludos
Miguel Sánchez del Río González-Anleo
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