La prevención no es otra cosa que la preparación y disposición que se hace anticipadamente para evitar un riesgo o ejecutar algo. Si partimos de ese concepto, los programas que realizan, lejos de su eficacia, son inútiles, costosos y mal enfocados a evitar cada año los incendios provocados por las inclemencias del tiempo, las máquinas, redes eléctricas, accidentes fortuitos, intencionados por locos pirómanos o interesados en aprovechamiento de las consecuencias.
Las leyes son muy claras en las definiciones, multas, conceptos de bosques, tanto públicos como privados, responsabilidades y un montón de artículos que, además de complicar su entendimiento, deja apartado las actuaciones y procedimientos que se deben realizar para evitar en cada caso la prevención.
Os puedo decir como recordatorio que en España tenemos unas 27,6 millones de hectáreas de territorio forestal, de las cuales 11,2 millones son territorio protegido. De bosques tenemos 18,3 millones de hectáreas, que significa un 36,7% de la superficie total. Asombraros ahora, perdemos anualmente por incendios un 0,5% aproximadamente.
Acordaros de que según dice la historia, antes de la devastación de arboles para fabricar barcos de guerra para la armada española en el siglo XVIII, una ardilla podía atravesar España de árbol en árbol. Si seguimos actuando de esa manera, destruiremos nuestro pulmón de oxigeno tan necesitado.
Paises como Suiza limpian cada año los rastrojos de los bosques evitando con ello la entrada de especies de animales alóctona, así como un aliciente más para acelerar el fuego. Nosotros no somos capaces de crear cuadrillas de limpieza, ni siquiera para algunos parques públicos.
Es una pena ver cada año imágenes desoladoras de incendios incontrolados como los recientes de Zamora, Lérida y Navarra. Sin olvidar los continuos de Galicia y comunidades del centro y del mediterráneo. No olvidéis las lagrimas de los ciudadanos cercanos a Sierra de la Culebra en Zamora, lloran sus pérdidas particulares y desertificación de sus 30.000 hectáreas quemadas.
En España tenemos unos 5.600 guardas forestales repartidos por comunidades, concretamente, en Asturias, hay unos 254 agentes encargados de vigilar los bosques. Tocamos a unas 5.000 hectáreas por agente. Francamente me parece una cantidad ridícula (Una hectárea son 10.000 m2). Necesitamos urgentemente como acción sostenible, la formación fija de cuadrillas de limpieza, más agentes forestales y sistemas de vigilancia controlada como drones y otros equipos. Por supuesto, menos Falcon, más helicópteros y aviones antincendios. Gastar en prevención es inferior a las pérdidas ocasionadas por incendios imprevistos.
Saludos
Miguel Sánchez del Río González-Anleo
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