Un alto nivel de entusiasmo nos entra a los españoles cuando en el calendario llega la época estival. Empezamos a planificar los destinos, nos olvidamos las noticias negativas que puedan impedir nuestros deseos después del paso de una pandemia que, realmente no podemos dar por terminada. Aún así, los que trabajan esperan con ansia la firma de la hoja de vacaciones y el resto sueña como un año más la forma de obtener un merecido descanso, aunque solo sea un sueño.
La propaganda recibida a través de minuciosas campañas de marketing realizadas por expertos profesionales cuyo objetivo es que los ciudadanos gasten sus ahorros en disfrutar un periodo de descanso bien sea en la costa, montaña, zona rural y además conocer la cultura del País que falta nos hace.
El problema nos llega cuando empezamos a realizar un escandallo de lo que tenemos ahorrado y los precios que nos van a aplicar en los diferentes conceptos como el transporte, hotel, alimentos, diversión y otros gastos no previstos. La cantidad de incidencias que nos afectan como la guerra de Ucrania, subida indecente de combustibles, inflación aplicada pero no acorde con la realidad, y la multitud de mensajes dirigidos hacia una posible recesión en otoño, nos pone en posición de guardia y nos hace dudar de nuestras decisiones finales.
Poder disfrutar de, al menos veinticinco días, nos obliga a reducirlo a quince, una semana o incluso días. Vivimos en unas condiciones extremas en cuanto a trabajo, economía y austeridad. Por supuesto, el Gobierno no tiene toda la culpa, aunque debido a las próximas elecciones desplaza sus esfuerzos en malgastar en ayudas que van en contra de la lógica o que no tienen sentido, en aquellas que deberían ir dirigidas a mejorar nuestra actual situación y la que nos viene. Pues seguimos con la implantación de absurdas ayudas que sólo tienen como finalidad mantener y ampliar una fidelidad de voto, y que se da la paradoja que no son capaces de cubrir las necesidades de las familias necesitadas.
Otro problema existente es que se está dando el caso en algunas Comunidades Autónomas que, la suma de las ayudas recibidas por varios conceptos recibidas del Estado y la Comunidad, supera a un sueldo equivalente al del paro, con lo cual las personas cuyos valores no son de muy trabajadores, renuncian al paro. Yo los mandaba directamente a trabajar en ayudas sociales: por ejemplo apagar fuegos o limpiar bosques previa una formación determinada.
Quien entiende que precisamos ayuda de personal extranjero para la recogida de las principales cosechas como: las olivas, las uvas, naranjas, etc. y otros productos tan necesarios para la alimentación con una tasa de paro en España del 13,65%. Cómo te explicas que siga habiendo letreros en los establecimientos "Se necesita personal", con una deuda del 110% del PIB.
España se está convirtiendo en una bomba de relojería activada hace tiempo, cuyo temporizador está a punto de detonar. Nadie se responsabiliza de parar el consumo de los ciudadanos y de un Gobierno que, además de ser el más numeroso de la UE, envía a New York a cuatro de sus integrantes las cuales solo tienen cuerpo, pero no cerebro en el Falcon 900, no sabemos a ciencia cierta si de modo oficial y su resultado obtenido, o de vacaciones. El caso es que pagado por todos los ciudadanos.
Si eliminamos un 80% de todos los Diputados y Asesores, obtendríamos beneficios importantes para iniciar una austera economía y afrontar nuestros graves problemas sin tener que pedir limosnas todos los días a la UE. Lo último de acosar a Bancos y Empresas que cedan parte de sus beneficios es una agresión que pagaremos todos a corto plazo, al igual que intentar alcanzar un pacto de rentas.
Finalmente, deciros que a pesar de las olas de calor y la inminente falta de reservas de agua, intentar disfrutar el que pueda unos días de vacaciones y eliminar al menos un poco el índice de estrés que está acabando con nosotros poco a poco sin darnos cuenta.
Las vacaciones también pueden servirnos para la realización de trámites que, el resto del año, nos ha sido imposible su realización y hemos ido retrasando.
Saludos
Miguel Sánchez del Río González-Anleo
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