El mundo se está agrietando de tal forma y con una velocidad alarmante que los imperios que se están formando, acosan de una forma de extensión perimetral o económica, a paises los cuales estaban adaptándose a una vida sostenible y adecuada a sus posibilidades, a ser incluidos en una carrera de alta velocidad sin tener recursos y facultades para alcanzar objetivos que ni les interesan ni tampoco son sus ideales.
España, cuarto gran imperio en el año 1750, con una extensión de veinte millones de kilómetros cuadrados, ya podéis ver en que nos hemos quedado, simplemente por una carencia de nuestros recursos humanos y políticos. Lo demás no importa, son los hechos los que deciden el saber andar de una nación.
Desechando todas esas falacias que estamos escuchando sobre una España negra, de las cuales todo es mentira y una envidia significativa escrita por una historia que siempre nos ha tenido en el foco renunciar a nuestros conquistadores , más bien llamados descubridores. Siempre hemos sido unos falsos emprendedores desde 1939. Cosa que no ha sido así y que gracias a nuestras grandes figuras hemos dado un gran paso en el avance de un mundo progresivo y estabilizador.
Ahora nos vemos involucrados en una Europa tradicional, volcada en unos intereses propios y alejada del alto índice de prosperidad que renace de los intereses de otros imperios. Si somos capaces de reaccionar y demostrar que nuestra experiencia, tradición y esperanza de una comunidad europea llena de recursos, propuestas de mejora y capaz de distribuir una vida sostenible a todos los europeos, seguro que otros imperios como China y paises orientales, serán capaces de entender cual es el interés y el futuro de un mundo mucho más feliz y contemporáneo capaz de adaptarse a nuestras complicaciones actuales.
No debemos de caer en las diferentes ideologías que se están produciendo, la vida ciudadana sólo necesita un gobierno que la lleve a la prosperidad, al bienestar y que cada uno responda con su responsabilidad que la vida le propicia. Luchar por la familia y por el propio país que le corresponde es el trabajo digno que cada uno llevamos sobre nuestras espaldas.
Saludos
Miguel Sánchez del Río González-Anleo
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