Esta noticia que, en principio parece ideal, puede traer consecuencias importantes, pues los países más pobres y sin recursos del planeta son los más poblados por su gran índice de natalidad. Según el estudio de Kissinger que os presente hace unos días, la población mundial nunca debe pasar de los 13.000 millones de personas, pues sería un caos irremediable.
Pandemias como la que hemos pasado, y las que vendrán. A parte de las guerras programadas, serán capaces de mantener estas cifras sin mucha variación. Los cambios climáticos imprevisibles es lo que trae locos a todos los científicos e investigadores que luchan día a día por unas condiciones de vida sostenible y reciben constantemente miles de impedimentos que no los hacen avanzar como ellos quisieran.
La falta de medios para poder atender las necesidades de la alimentación mundial, la falta de vacunas para los más necesitados y el abandono total por los paises ricos, provocan ese desfase tan brutal que existe entre los habitantes que no tienen un simple trozo de pan para llevarse a la boca y aquellos cuyo gasto de armamento y búsqueda de otros planetas permite verlos morir lentamente.
Algunas ONG conocen realmente el problema, pero se encuentran con tantas dificultades, que sus esfuerzos casi parecen invisibles. Esa población, desnutrida, sin anticuerpos, sin ninguna protección, es capaz de transmitir en poco espacio de tiempo todas las posibles plagas, infecciones, pestes, produciendo sin quererlo, pandemias que nos llegan en un santiamén y encima nos quejamos de nuestra propia sanidad, cuando el mal se debe atajar eliminando el problema donde se produce.
Ahora se oye mucho la palabra "metaverso", que es un acrónimo compuesto por meta que proviene del griego y significa "después", mientras que verso hace referencia a universo, por lo que hablamos de un universo que está más allá del que conocemos actualmente. Un ecosistema tridimensional que se puede ver en unas gafas especiales y podemos actualmente interactuar en entre nosotros en un juego virtual. Aunque ahora sabemos distinguir entre el mundo digital y el físico, pronto podremos interactuar gracias a la inteligencia artificial y poder trabajar, operar a distancia, jugar, divertirnos y cualquier cosa que se nos ocurra a través de un aparato electrónico similar a unas gafas o consola de juego.
Que quiero decir con ello, que la cultura inexistente en los países del tercer mundo tendrá que subir muchos niveles para poder llegar a completar su objetivo de traslado a otros paises donde falta mano de obra y adaptarse a las tradiciones y necesidades que obliguen en esos momentos.
Podría escribir un libro de cien páginas sobre estos problemas de ahora mismo, pero siento todavía recuerdos difíciles de asimilar cuando estuve trabajando mis tres últimos años en activo en el Magreb, donde conocí la diferencia existente entre un trabajador magrebí formado en Francia a uno formado en su propio país. La diferencia es abismal, tanto en estudios, experiencia, cultura y eficiencia. Si necesitamos mano de obra primero hay que educarlos y formarlos antes de ponerlos en el filo de la navaja.
Saludos
Miguel Sánchez del Río González-Anleo
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