Si partimos del significado de la palabra "falsedad", nos viene a decir nuestra Real Academia de la Lengua que se trata de falta de verdad o autenticidad. Hasta aquí todo muy bonito, entramos en un concepto válido que tiene muchos sinónimos que, igual a muchos lectores, les suena más familiar: mentira, engaño, calumnia. timo, etc.
En nuestra ley de libertad de expresión, artículo 11 están muy claros los derechos, y las responsabilidades a los cuales nos vemos obligados todos aquellos que desean realizar una opinión. Yo, personalmente, me quedo sorprendido cuando entras en las noticias de las redes sociales y puedes leer, sin miramiento alguno, tal cúmulo de barbaridades cuya veracidad, es al menos dudosa.
Cientos de artículos, anuncios publicitarios y publicaciones falsas se están acercando cada día más a lecturas de interés que son las verdaderas. Este mar agitado de personas integradas en medios de comunicación cuyo rostro es más parecido al de una hiena, los cuales comen mierda y encima se ríen, deberían estar sometidos a sanciones por falsedad y que nada tienen que ver con la verdad intrínseca.
Con la falsedad de los productos no hay problema, los pruebas y según su veracidad, cada vez que son anunciados en los medios de comunicación, gritas con fuerza "mentira". El problema viene cuando lees artículos que pueden llamarte la atención, e incluso los ves interesantes, y en seguida una de tus neuronas te pone a alarma de una presunta "mentira". Qué haces, pasar de largo, contestar de mala manera, acordarse de algún familiar del que se atreve agredir nuestro idioma expresando falsedades dañinas.
Yo creo que ya tenemos los suficientes medios tecnológicos, capaces de evitar artículos de ese tipo solamente con exponer sus títulos o firmas. Es una gran pena que tengamos que ver, oír y leer frases de una gentuza que prefiero no ponerles nombres, pues ni eso se merecen.
Todos estos picaros amparados algunos por su título de periodista, si los juntamos con los ciberdelincuentes que estafan en primera fila a los mayores, cuya experiencia informática es nula y son incapaces de distinguir en las redes, aquello que es bueno para su estatus y aquello que significa estafa para esos bastardos a los cuales sólo les importa el dinero fácil, el poder, el lujo y destruir la convivencia ciudadana.
Qué ocurre, no son suficientes peligros para nuestro País convivir cada minuto con esta lacra sin que nadie pueda poner los medios suficientes. Dónde está el defensor del pueblo, a que se dedica, tiene algún poder, es español, o es un político más encerrado en un corral.
Saludos
Miguel Sánchez del Río González-Anleo
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