Se acabó un año lleno de incongruencias que muchos ciudadanos atribuyen todos los males acaecidos a estos 365 días. Las campanadas del reloj que produce el cambio de año tienen una duración de unos 36 segundos, tiempo que debemos emplear en comernos las uvas y cerrar los ojos para solicitar unos deseos al año entrante delicadamente realizables.
Es muy curioso que toda la culpa de los incumplimientos sean aplicados a un simple calendario gregoriano. Hay que ser realistas y reconocer a pecho abierto que múltiples calamidades tienen nombres y apellidos. Si realizásemos un Isikawa (Tormenta de ideas) sobre las acciones que han influenciado sería fácil señalar las siguientes:
Nefasta gestión de nuestros políticos, inconcebible acción de un ciudadano chino en Wuhan que se comió a la plancha un inocente murciélago cuyo resultado fue transmitir el virus del COVID’19 y propagarlo por todo el Mundo, provocando una pandemia de tales dimensiones muy difícil de controlar.
Las normativas, procedimientos, medidas restrictivas y demás actuaciones gubernamentales que, dada su complejidad traspasaron a nuestras Comunidades Autonómicas, han provocado múltiples incoherencias de tal calibre que han influido en los tratamientos y actuaciones de Centros de Mayores, Hospitales y Centros de salud.
Yo, particularmente lo del chino no me lo creo, y soy más partidario de un error en la manipulación de productos químicos nada esperanzadores en su objetivo final de uso.
Esas noticias de los medios de comunicación alabando la rapidez de las vacunas es un pretexto para difuminar los miles de millones que alcanzaran los determinados laboratorios multinacionales.
Están muy equivocados aquellos que piensan que, pasadas las campanadas y comienzo del año 2021, traerá la solución inmediata a nuestra actual situación, o al principio del fin como dice Illa. No quiero ser pesimista , pero este virus convivirá con nosotros siempre y a pesar de estrenar una nueva prenda llamada mascarilla, es posible que seguirá a posteriori un casco y un traje espacial.
La contaminación viral está presente desde que nacemos, y cada cierto tiempo seremos tratados para una nueva inmunidad.
Estamos todos de acuerdo con mejorar el medio ambiente de Avilés. No cabe la menor duda que la reducción de la siderurgia, baterías de cok, y un cierre dramático de la minas de carbón han sido el inicio de un mejor confort medio ambiental en nuestra Villa. A pesar de toda esta lucha, aun vemos animales mal alimentados, peces con mercurio y micro plásticos por nuestra ría, vegetales transgénicos y abonados con productos químicos. Ya es imposible ir a pescar un Xargo al Arañón para la cena de Nochebuena.
Ahí tenéis la noticia de hace varios días. China será la primera potencia Mundial e India la tercera. Países cuya contaminación sobrepasa lo permitido a los cuales solo les interesa la economía y el poder. Todos los que dedican sus esfuerzos a la Ciencia y la Cultura disfrutan de un bienestar envidiable, aunque no sean potencias mundiales.
Amigos avilesinos yo os haría estas preguntas:
- ¿No os preocupa que la gaviotas se nutran ahora de los pinchos de tortilla de las mesas del bar y de los restos de basura?
- ¿No os preocupa que los bebés vengan al mundo cada vez más con enfermedades raras?
- ¿No os preocupa que no tengáis un trabajo y un sueldo para llevar a casa?
- ¿No os preocupan las mentiras y calumnias de nuestros Políticos?
- ¿No os preocupa pasar el paso a nivel de la Ría?
- ¿No os preocupa que varias empresas que han sido el motor de nuestra economía estén a punto de manifestar su cierre?
- ¿No os preocupa que la ineptitud de nuestros dirigentes lleven al cierre de nuestra hostelería?
- ¿No os preocupa que la incompetencia de nuestra administración se encuentre al borde de saturación de nuestro servicio de salud?
- ¿No os preocupa que la vacuna contra el virus, no sea la primera prioridad, y tengamos que convivir con actuaciones secundarias de nuestro gobierno que frenan las prioridades: SALUD Y ECONOMÍA?.
Ahí os dejo unas reflexiones de un avilesino preocupado por nuestra Villa, sus ciudadanos y que a la hora de votar, lo hagamos por personas sin escrúpulos.
Saludos
Miguel Sánchez del Río González-Anleo
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