Recordar aquellas vivencias pasadas de tú vida no debe ser tan perjudicial como algunos preconizan.
Volver a los instantes en que tus ojos envían a tú cerebro imágenes que este graba para su acopio en un momento dado, son escenas que, recordarás a través del tiempo, y siempre son placenteras y activan tus neuronas para explicar a todos aquello que, por alguna circunstancia, no has podido escribir y aún almacenas en tu memoria.
Familia, amigos y amigas, más que amigas y anécdotas de juventud que ocuparían páginas enteras o miles de pendrives de una época en tú vida la cual no se repetirá.
Luego vendría una etapa donde tú responsabilidad quedaba marcada por los estudios, milicias y finalmente encontrar el ansioso trabajo que por aquellos años rondaba la interminable búsqueda de algo asociado a tus estudios.
Ahora, infinidad de cortinas de humo incorporadas con cosas heterogéneas, como el cambio climático, las pandemias, inexplicables actuaciones políticas, nacionalismos inconscientes y guerras crueles por ansia de poder desvían nuestros pensamientos y sueños hacia un mundo completamente diferente al feliz entorno que Avilés nos ofrecía en los años 60.
Debido a esas cortinas, no nos dejan ver los verdaderos problemas que están pasando delante de nuestras narices sin darnos cuenta del presente continuo que tenemos que afrontar en poco espacio de tiempo. Llevamos 110 días del año 2022 y ya tenemos una inflación (IPC) del 9,8% en el mes de marzo y un 6,8% anual.
Eso quiere decir que estamos perdiendo poder adquisitivo, el cual nos indican que el causante es la invasión de Rusia. Nada de ello es creíble, pues la inflación ya viene de antes de esa aberración contra Ucrania.
La depreciación de nuestros bolsillos por un aumento incontrolado de los precios afectará incluso a nuestra salud, pues no todos tendrán el poder adquisitivo de gastar en dietas saludables la merma del presupuesto del mes. Bajar el listón conllevará no sólo eliminar gastos superfluos, sino desplazar el consumo hacia la comida basura que afectará principalmente a los hijos, y por lo tanto a poner en peligro nuestra salud.
No me arrepiento en absoluto en todo lo realizado hasta ahora, pero es curioso que mis sueños se desplazan como si de una alfombra mágica se tratara hacia una etapa en que los valores principales eran: la convivencia en familia, la amistad, el estudio, un medio ambiente sostenible, y todo aquello que significaba un paso adelante hacia un futuro marcado y planificado para el bien común de todos los españoles.
Saludos
Miguel Sánchez del Río González-Anleo
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