Después de múltiples trámites, al fin he conseguido a las diez de la mañana esperando mi turno en una diminuta cola en el centro de vacunación y escuchando los diversos inconvenientes que exponían los que me precedían, llegar a liberar mi camisa y recibir ese pinchacin tan esperado.
Mientras todo esto pasaba, llegaba a mi memoria un día que fui a visitar una piscifactoría de truchas. Hubo un momento que durante el recorrido y atento a las explicaciones del monitor, me fijé en un lugar apartado un poco extraño. Yo, como fisgón que soy por naturaleza, pregunte que significado tenía esa operación en el proceso, y después de mucho insistir, me comentaron que se trataba de una operación sanitaria muy importante que consistía en hacer pasar a todas las truchas pequeñas por un tubo de PVC, e inyectarles una vacuna para evitar posibles enfermedades y así aumentar el rendimiento. Dicho eso lo comprendí todo y me sentí una trucha más.
El proceso de vacunación de las truchas era muy rápido y efectivo, con un sistema parecido aumentaríamos nuestra cadencia actual, siempre que tengamos vacunas en existencia.
Si el efecto de inmunización tiene un periodo de seis meses, ya me veo en el mes de junio con la cuarta dosis, eso si, ya no tendré que quitarme la camisa pues estaremos en época de manga corta.
Saludos
Miguel Sánchez del Río González-Anleo
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