lunes, 14 de marzo de 2022

CON LA DAGA EN EL CUELLO

Escribir sobre el pasado es francamente sencillo para aquellos que todavía no hemos consumido una cantidad de neuronas suficientes. Hablar sobre el presente es una tarea demasiado difícil dado que las imágenes pasan a una velocidad tan rápida que es imposible recoger en una palabras todo lo que ocurre en un minuto. 

Hemos vivido en un espacio corto de tiempo, acontecimientos como la borrasca "Filomena", una "Dana", una "Sequía", una erupción "Volcánica", una "Pandemia" y por último, una "Guerra" que aún desconocemos su final y repercusiones directas a nuestra Unión Europea. 

Si os fijáis todas esas palabras terminan con la letra "A". No creo que estén, correlacionadas, pero si para finalizar una época cuya transición nada más que nos ha traído desastres, que pasará si tenemos esperar a que la palabra "PAZ" que todos deseamos su llegada inmediata , nos haga pasar por todas las letras hasta llegar la última del abecedario que sería la "Z".

Predicciones, súplicas, negociaciones absurdas y otras triquiñuelas no sirven para nada, son totalmente ineficaces. La historia nos recuerda que durante muchos siglos se han repetido actuaciones similares, en especial las guerras dirigidas por políticos en cuyos cerebros anidaban el poder, el odio y la destrucción de seres humanos que no encajaban en sus ideales e idiosincrasias, así como la conquista de nuevas tierras para imponer su liderazgo.

Definir a Vladimir Putin como un ser loco, yo nunca lo diría, le va perfectamente el de demente, acompañado de sus oligarcas. Una persona amparada por un comunismo inquieto en cuyas entrañas vive la mayoría de un pueblo étnico eslavo occidental que, además, es el más numeroso de Europa con una población de unos 140 millones de habitantes rusos, cuyo nacionalismo siempre ha estado inmerso en un comunismo radical y nunca admitirán  desprenderse de un metro cuadrado de su imperio. Los tiene obsesionados con el desmembramiento de la antigua URSS, y por ello trae consigo una vuelta a recuperar las comunidades perdidas de esa unión.

Todo aquel que no comulgue con sus intereses, está expuesto a su inmediata invasión. Inquietos por los buenos resultados de unas democracias sostenibles, les es imposible aceptar convivencias de esta índole que los incita a destruir todo aquello que no está bajo su influencia.

La vieja Europa del Suroeste nunca será capaz por si sola sin la ayuda directa de la OTAN  y la demócrata USA, de sobrevivir sin sobresaltos que impidan alcanzar un futuro plácido, tranquilo y con las materias primas de las que carece.

Saludos

Miguel Sánchez del Río González-Anleo

 

No hay comentarios: