Yo la cumplo a rajatabla, siempre y cuando el tiempo atmosférico me lo permite. En este caso comienzo mi recorrido desde el Tanatorio bajando por la calle Somaly Man. Calle cuyas baldosas de la acera, relativamente nuevas, bailan su rumba diaria pudiendo provocar caídas accidentales de cierta gravedad.
En esa misma calle, diferentes vehículos a motor prueban sus potencias sin respetar las señales de tráfico ni tampoco las normas de ciudadanía, poniendo en peligro a los viandantes, provocando ruidos de escape cuyos decibelios superan las normas establecidas y añadiendo un plus al pasar por las alcantarillas que carecen de gomas amortiguadoras. Estos locos al volante han sido varias veces denunciados sin solución alguna.
Sigo bajando hacia las Meanas, y observo a diferentes irresponsables dueños de mis amigos los perros sin recoger y limpiar sus necesidades, lo que provoca irritación y malestar al que allí pone su zapato. En ese mismo lugar, puedes comprobar que en varios bancos se sientan en plan reunión, personas de otros paises cuyo entretenimiento es ocupar lugares de descanso y consumir pipas de girasol cuyas cáscaras van directas al suelo. Todavía no he llegado a descubrir esa norma de urbanidad.
He olvidado deciros que antes de llegar a tan apreciado parque, tengo que atravesar varias calles con semáforo incorporado, y he llegado a pensar que el el 60% de los ciudadanos son daltónicos o no conocen las normas de urbanismo.
Cruzo el paso hacia el Atrio y me encuentro con un montón de esquelas adheridas a la columna de aquellos que ya nos han abandonado, y dado el significado deberían ocupar otro espacio, pues no necesitamos más dolor en nuestro caminar.
A continuación subo por la calle de la Cámara hacia el Ayuntamiento, y ahí te encuentras con varias personas que por desgracia, destino o implicación, dedican su tiempo a tocar música, pedir dinero a cambio de mostrar lástima por sus mascotas y a realizar otras variedades que desentonan con la belleza de nuestra Villa.
Llego al Ayuntamiento, hermoso edificio del siglo XVII, desde donde se gobierna bien, mal o regular el presente y futuro de nuestra Villa. Sin entrar en polémica de ideologías y solamente pensando en mejorar todo aquello que observo y observaré en mis diferentes rutas, quiero manifestarle a la Sra. Alcaldesa una serie de manifestaciones que seguro serán de su interés para mejorar su gobernanza.
Casi seguro que desde su despacho y a través de su ventana pueda observar las diferentes pancartas de reivindicaciones de la fábrica de ALCOA. De Saint-Gobain, alguna más que otra provocadas por el COVID'19, y ese edificio en ruinas pendiente de edificar subiendo hacia Galiana. Además, indigentes cruzando por la alfombra roja desde el Palacio de Ferrera y algún pensionista sentado en un banco harto de esperar por sus reclamaciones.
Deshacerse de esos problemas diarios sólo le cuesta dar un giro a su sillón de piel y seguir soñando. Sus virtudes provenientes de uno de sus nombre propio, debería practicarlas con el objeto de gobernar una Villa cuyos ciudadanos de bien llevamos esperando hace tiempo. Le voy a a recordar la diez primeras virtudes de una persona: Aceptación, Responsabilidad, Gratitud, Asertividad, Respeto, Cuidado, Precaución, Generosidad, Alegría y Limpieza. No sigo con más virtudes, pues llegan hasta cuarenta , igual que los tipos de quesos asturianos. Le dejo a Ud. que busque el significado de cada una de ellas, pues a mi me llevaría un tiempo que no dispongo.
Yo le pediría a María Virtudes, que puede girar su sillón y ponerse a practicar esas virtudes que deben de caracterizarla y cambiar el rumbo de una Villa que espera unas mejoras en las que pueda alcanzar de nuevo su nobleza y su realeza, conservando su patrimonio y cultural y urbanístico sin despreciar su valor estratégico hacia un futuro de alcanzar los valores de la mejor Villa del Cantábrico.
La próxima ruta será desde la calle Llano Ponte hasta el muy noble y leal barrio de Versalles.
Saludos
Miguel Sánchez del Río González-Anleo
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