lunes, 10 de enero de 2022

UN RECUERDO EN EL CAMINO

Han pasado los diez primeros días de enero 2022, y estamos igual que antes o peor. Los problemas de salud se siguen complicando, las mutaciones del virus cambiando hacia nuevos tipos que no sabemos si nuestras vacunas son capaces de eliminarlos; la sexta ola sigue subiendo sin trazas de tendencia a la baja. En fin, un verdadero desastre que, parece ser que no a todos les preocupa igual.

Los políticos siguen rumbo a sus ansiedades de poder, sin preocuparles un comino los ciudadanos que luchan cada día por sobrevivir en una época francamente preocupante. La pandemia, el paro, la convivencia de un país que añora su pasado y busca un presente que los equilibre en la balanza de una Unión Europea que a pesar de orientarnos hacia un bien común, no se cree nada las promesas que les facilitamos y por lo tanto estamos a la cola de aquellos que trabajan por recompensar los esfuerzos de sus ciudadanos.

Además, les da por polarizar ideas y actuaciones que lo único que consiguen sin ser ciertas es un cabreo general que nos preocupa en nuestro interior dejando huellas con secuelas difíciles de eliminar. Un Gobierno capaz de sostener en su gabinete a tipos como el Ministro de Consumo, un economista incapaz de llevar medio ministerio, implicando a España en actuaciones negativas para el país, es el espejo de toda la maquinaria que nos llevará sin rumbo hacia un acantilado insalvable.

Asturias no puede consentir tales actuaciones, y a pesar que en su historia siempre hemos sido una Comunidad reivindicativa y conquistadora, tal parece que estamos en standby. Nos hemos olvidado de nuestras reliquias que nos hacían felices.

Nos hemos dejado llevar por esta pandilla de inútiles, y nos lo han cerrado todo: minas, fábricas, centrales térmicas, conserveras, etc.

Asturias, aunque pequeña como la Santina, tiene a disposición de multinacionales, polígonos capaces de albergar fábricas como: Sector del Automóvil, Electrónica e informática, Medio Ambiente, Energías renovables, e infinidad de actividades que son compatibles con nuestra orografía y Paraíso Natural.  

Pensando en lo que hemos perdido, en estos momentos me apetecen unas buenas sardinas en Cudillero, Candás o Luanco. Un bonito a la plancha en San Juan de la Arena, unos callos en Molleda y un vermut en el Colón. Como podéis ver todo esto ha desaparecido y también otras tradiciones como esquiar en las Verdes (Pajares), tomar un manchao en el Manazas, coger centollos en el Molín del Puerto o degustar unas buenas cebollas rellenas en la estación de la Felguera y por que no unos vinos en casa el Papo en Mieres, o unos buenos pinchos de Cabrales y tortilla en el Manantial en Oviedo.

Y sigo, me gustaría ver trabajo en la vieja Endasa, ver las chimeneas de la Ensidesa (pero con filtros), ver la feria del ganao en el Carbayedo, ir a buscar enguado para pescar a las Fabricas de conservas.

Y por otro lado, subir a Peña Ubiña, la Mesa, la Tesa y el Almagrera en Semana Santa con mucha nieve (como antes). Ya no digo nada si tuviésemos la Jira al Pico Gorfoli y al Pantano el uno de mayo aunque fuera con diferentes ideologías. Todos lo pasábamos extraordinariamente los más jóvenes y los que no lo eran tanto. Ahora es imposible con la cantidad de perroflautas que allí acuden para aprovechar una barbacoa. No les interesa la finalidad de la fiesta.

Ya sé que todo esto es el pasado, un pasado que no volverá, pero si nos ayudamos entre todos los asturianos algo sacaremos en beneficio de nuestra Tierrina.

Saludos

Miguel Sánchez del Río González-Anleo



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